Desde el calzado hasta el botiquín: todo lo que necesitas para hacer el Camino de Santiago
Si vas a recorrer el Camino de Santiago durante tus vacaciones, no olvides invertir en material técnico: notarás la diferencia y evitarás lesiones
El calzado, los calcetines de calidad, ropa transpirable, tiritas... son algunos básicos de la maleta de todo peregrino
La calidad de la mochila es muy importante, así como su peso: debe ser ergonómica y no debes cargar más de 10 kilos
Hacer el Camino de Santiago es un plan perfecto para desconectar en la naturaleza sin grandes presupuestos y con grandes resultados en lo que a desconexión y a paz mental se refiere. Eso sí, puede que terminemos con más de una ampolla o con alguna lesión si no tenemos en cuenta qué material y entrenamiento previo necesitamos antes de lanzarnos a caminar. Y es, que en estos casos, nuestra forma física previa y el material con el que viajemos son factores básicos para disfrutar de cualquiera de sus rutas como se merece. Toma nota de qué necesitas para hacer el Camino de Santiago.
Todo lo que necesitas para hacer el Camino de Santiago
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Tanto si vas a recorrer el Camino de Santiago como si te animas a realizar cualquier ruta de senderismo, debes tener en cuenta que invertir en ropa y elementos técnicos resulta casi imprescindible. Notarás la diferencia en todos los sentidos: transpiración y temperatura corporal (especialmente en verano hay que tener cuidado con los golpes de calor y con el agotamiento por calor, muy asociado al ejercicio físico), peso, protección de tus pies y articulaciones...
Además, un buen botiquín y elementos básicos de emergencia no deben faltar en tu mochila, que deberá estar pensada para largos recorridos, pesar poco y resultar perfectamente ajustable. Tener en cuenta todos estos factores harán que tu camino sea mucho más llevadero y que puedas dedicarte a lo verdaderamente importante: disfrutar de las vistas y del recorrido.
Estos son los elementos que deberás llevar contigo para recorrer el Camino de Santiago:
- Documentación. No olvides tu Credencial o acreditación de peregrino, así como tu DNI y tarjeta sanitaria. Aunque lo ideal sería viajar sin móvil para una desconexión total, lo cierto es que puede sacarte de más de un apuro, pero siempre será mejor no utilizarlo en absoluto durante tu camino si quieres disfrutarlo al máximo. Otra opción es llevar un móvil viejo que te permita comunicarte de la única forma imprescindible: mediante llamada.
- Seguro de viaje. Será muy útil y te ayudará a sentirte seguro durante el camino. No olvides que las lesiones son frecuentes y pueden ocurrirle hasta al más experimentado. Existen seguros deportivos que cubren específicamente las posibles necesidades médicas asociadas con senderismo, trekking, etc.
- Una libreta o cuaderno de viaje. Puede parecer accesorio, pero es todo un placer volver a leer pasado un tiempo tus vivencias durante el Camino. Se trata de un recuerdo que atesorarás para siempre y, además, escribir sobre lo vivido te ayudará a ordenar tu cabeza y a sacar más partido de la experiencia.
- Calzado adecuado. Este punto es crucial: debes ir lo más cómodo y ligero posible, pero sin perder la sujeción de tus tobillos ni la amortiguación necesaria en la pisada para proteger tus articulaciones. La sujeción de la suela también es muy importante, y tu calzado debe protegerte de la lluvia. Como complemento, no olvides la importancia de unos buenos calcetines que eviten posibles ampollas. No uses calzado nuevo o, si compras uno para la ocasión, asegúrate de haberlo usado varios días con anterioridad. También es importante que tu calzado de montaña transpire. La vaselina será una buena aliada: aplícala en tus pies antes de empezar a caminar, y no olvides llevar tiritas: no escatimes en este punto porque existen modelos en el mercado que duran muy poco y que no evitan el dolor, por ser demasiado finas y endebles. Existen tiritas que se adhieren con absoluta firmeza a tu piel y que pueden protegerte durante días, aislando tu herida completamente y evitando o reduciendo el dolor de una herida abierta al caminar. Por último, un calzado cómodo y ligero para descansar el pie al final del día puede ser de gran utilidad, pero intenta que pese muy poco. Lleva también chanclas para la ducha.
- Ropa, la justa y necesaria. Es preferible llevar pocas prendas de calidad que puedan lavarse y secarse rápido, y desde luego debes decir adiós a los "por si acasos". Un pantalón corto, uno largo, varias camisetas y varias mudas de ropa interior bastan. No olvides un chubasquero ligero y un polar o sudadera, teniendo en cuenta la temperatura previsible. Lleva también jabón para poder lavar tu ropa por las noches (uno de pastilla ocupará menos espacio y será más ligero) y tenderla en la mochila durante la travesía si no se seca a tiempo. Ante la duda, opta por ropa de trekking: sobre todo, debe tratarse de prendas que transpiren (muchas lo hacen de forma especial en el área de axilas otras zonas de especial sudoración) y que resulten ligeras, adaptadas a la temperatura esperada en el momento en que vayas a realizar tus rutas.
- Mochila ergonómica y ligera. El peso es clave, y también la comodidad. Piensa que vas a llevarla (en principio) durante largas horas a tu espalda y que un mal accesorio puede provocarte dolor, lesiones y molestias que se acumularán paso a paso. Bajo ningún concepto cargues más de 10 kilos en total, y asegúrate de que sea impermeable y de que incorpore cintas para ajustarla a la cintura y el pecho, lo que te ayudará a cargarla mucho más cómodamente.
- Utensilios básicos y botiquín. Puedes llevar un saco ligero de dormir y una esterilla por si te toca dormir al aire libre o en el suelo. No olvides llevar factor solar (cuanto más elevado y de mayor calidad, mejor), una gorra para el sol, una cantimplora, una navaja multiusos, una linterna, botiquín, toallitas higiénicas, medicinas, brújula, gafas de sol, artículos de aseo, toalla y bañador. No está de más llevar barritas energéticas o frutos secos para el trayecto, así como un mapa de la ruta.