Los padres acusados de matar al pequeño Arthur, de seis años, declarados culpables: lo maltrataron durante meses y lo envenenaron
Los padres acusados de matar a su hijo de seis años son declarados culpables
El pequeño "sabía que iba a morir" y suplicó ayuda a su entorno
La abuela alertó a los servicios sociales y la Policía, pero no hicieron nada
Culpables. Es el veredicto final del tribunal de Inglaterra encargado de juzgar los hechos cometidos por unos padres acusados de matar a su hijo de seis años.
Tras meses de maltratos continuados y envenenarle con sal, Thomas Hughes, padre biológico, y su pareja Emma Tustin, quien también se ocupaba de los cuidados del niño, acabaron con la vida de Arthur Labinjo-Hughes.
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Arthur sufrió una lesión cerebral "insuperable", tal y como exponen los análisis médicos y recoge Daily Star.
Hughes fue absuelto de asesinato, pero declarado culpable de homicidio involuntario y de dos cargos de crueldad infantil, incluido el de obligar a Arthur a permanecer aislado. Mientras que Tustin fue declarada culpable de asesinato.
Nadie escuchó al pequeño pese a sus súplicas de ayuda
Durante el juicio, que se alargó seis semanas, el tribunal escuchó cómo Arthur "sabía que iba a morir" durante más de un año, pero "nadie lo escuchó, ni la escuela, ni los médicos, ni los policías, ni su propia familia".
Arthur estaba bajo el cuidado exclusivo de su padre después de que su madre biológica, Olivia Labinjo, fuera declarada culpable de un asesinato en febrero de 2019. Tustin y Hughes intercambiaron mensajes refiriéndose a Arthur en términos despectivos. En algunas de las grabaciones de audio se escuchaba al pequeño suplicando ayuda a su 'niñera' y a sus tíos paternos.
Las pruebas médicas revelaron que el joven falleció de un "traumatismo craneal infligido por un adulto. El mecanismo más probable es que había sido sacudido vigorosamente y golpeado repetidamente en la cabeza contra una superficie dura". Las notas de los médicos del hospital que lo trataron revelaron que había sido "envenenado con sal" y había sufrido extensos moratones sobre su frágil cuerpo. Sufrió un paro cardíaco y, pese a ser reanimado, falleció en el Hospital de Niños de Birmingham. Sus lesiones en la cabeza eran insuperables.
La abuela paterna de Arthur alertó a los servicios sociales y a la Policía de los abusos repetidos que sufría Arthur, llegando incluso a enviar las fotos de los moretones que tenía en el cuerpo, pero nadie hizo nada.