Un joven se enfrenta a pena de muerte en Arabia Saudí por participar en protestas cuando tenía 10 años
Murtaja Qureiris se convirtió con 13 años en el preso político más joven del país
Se le acusa de violencia durante las protestas y de disparar a las fuerzas de seguridad
El joven alega que su confesión se obtuvo bajo coacción
Murtaja Qureiris tenía 10 años cuando participó en varias protestas en bicicleta en la Provincia Oriental de Arabia Saudí durante la Primavera Árabe de 2011. Tres años después fue detenido por las autoridades saudí y se convirtió en el preso político más joven del país. Ahora, con 18 años, se enfrenta a la pena de muerte después de haber estado recluido durante casi cuatro años en prisión preventiva, según la CNN.
En abril, Arabia Saudí anunció que había ejecutado a 37 hombres que, según el grupo de derechos Reprieve, eran en su mayoría de la minoría chiíta del reino. El país tiene una de las tasas de ejecución más altas del mundo, y con frecuencia ha sido criticado por grupos de derechos por ejecutar a personas que eran menores en el momento de la comisión de delitos. La edad de la responsabilidad penal en Arabia Saudí no está clara, pero en 2006 le informó al Comité de los Derechos del Niño que la había elevado a 12 años, según Human Rights Watch.
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Qureiris tenía 10 años cuando cometió al menos uno de esos supuestos delitos. Fue acusado de acompañar a su hermano activista, Ali Qureris, en un viaje en motocicleta a una estación de policía en la ciudad de Awamiya, donde Ali supuestamente arrojó cócteles Molotov a la instalación.
Se le acusa de pertenecer a un grupo terrorista extremista
El joven está siendo juzgado actualmente en un tribunal donde la fiscalía le ha acusado de pertenecer a "un grupo terrorista extremista". Enfrenta cargos que van desde la violencia presuntamente cometida durante las protestas, incluida la ayuda para construir cócteles molotov, hasta disparar a las fuerzas de seguridad y marchando en el funeral de 2011 de su hermano.
Qureiris negó los cargos y dijo que las confesiones, en las que se basó la fiscalía, se obtuvieron bajo coacción. Aunque no se le ha responsabilizado por ninguna pérdida de vidas, al parecer se está estudiando imponerle la forma más dura de pena de muerte, que puede incluir la crucifixión o el desmembramiento después de la ejecución.