El epidemiólogo que convenció a Boris Johnson del confinamiento dimite tras saltárselo
Permitió que su novia lo visitara dos veces en su casa
"Actué así porque soy inmune", explica
El científico que convenció al primer ministro británico, Boris Johnson, para que aplicase el confinamiento en Reino Unido ha tenido que dimitir de su puesto como asesor del Gobierno tras admitir que se ha saltado las normas de distanciamiento social.
El profesor Neil Ferguson es un epidemiólogo del Imperial College de Londres cuyos modelos matemáticos, que predecían 250.000 muertes si no se aplicaban cuarentenas, terminaron por convencer a Johnson de que debía rectificar su política inicial.
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Pero Ferguson ha tenido que dimitir tras publicar varios medios que permitió que su novia lo visitara dos veces en su casa, a pesar de que para ello debía cruzar la ciudad de Londres. Bajo las normas y recomendaciones en vigor ahora mismo en el país, otros ciudadanos no pueden hacer lo mismo.
"Acepto mi error de juicio y que seguí el camino incorrecto", ha admitido Ferguson en un comunicado. "Lamento cualquier socavamiento de los claros mensajes sobre la necesidad del distanciamiento social para controlar esta epidemia devastadora", afirma.
"Actué así porque soy inmune, he dado positivo por coronavirus y he estado completamente aislado durante dos semanas sin tener síntomas", explica.
Reino Unido es el país que contabiliza en este momento mayor número de muertes por detrás de Estados Unidos. Las restricciones se impusieron a finales de marzo, después de una política inicial en favor de dejar circular el virus para que se generase una inmunidad natural entre la población.
Los modelos matemáticos del equipo que dirige Ferguson en el Imperial College fueron fundamentales para la rectificación del Gobierno.
Trump visita una fábrica de mascarillas sin una de ellas puesta
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tras un mes enclaustrado en la Casa Blanca a consecuencia de la pandemia del coronavirus le ha llevado este martes a Arizona, donde ha visitado las instalaciones de la empresa Honeywell, que fabrica mascarillas N95.
Sin embargo, el presidente estadounidense no ha hecho uso de ninguna de ellas y se ha paseado por el edificio con la cara descubierta, aunque con unas gafas protectoras transparentes.
Antes de embarcar en el Air Force One y preguntado acerca de esta cuestión, Trump ha asegurado que "no había decidido aún" si iba a llevar mascarilla durante su visita a la planta de Honeywell.
"No, no lo he decidido porque no sé (...) si es un entorno de mascarilla, ciertamente lo haría (usarla). Lo sabré cuando llegue allí. Pero me la pondría. Si es un entorno para llevar mascarilla, no tendría ningún problema", ha afirmado.
"Se supone que voy a dar un discurso. ¿Debería quitarme la mascarilla cuando esté hablando? No lo sé. No suena bien. Pero si es un entorno para llevar mascarilla, ciertamente la llevaría", ha agregado.