Laura Bozzo (¿o deberíamos llamarle Meryl Streep?) ha interpretado a la perfección su papel durante estos días y ha mantenido en secreto la información privilegiada de la que disponía: ella ya no estaba en riesgo de expulsión porque había sido salvada por la audiencia.
Pese a ello, el programa le ha gastado una pequeña broma a Albert Infante y le ha hecho creer que se enfrentaba en la sala de expulsión a su último día en la casa frente a Laura: "No por favor, yo no quiero medirme con ella, es como mi madre aquí".
Marta Flich acababa con la tensión con una frase que hacía estallar de júbilo al catalán: "La audiencia ha decidido que debe abandonar la cara... Gustavo o Pilar".
El artista y su compañera celebraban la noticia con un efusivo abrazo y haciendo la mítica croqueta en la sala de expulsión. Laura aprovechaba para confesarle a su compañero que ella ya sabía que estaba salvada y que callárselo durante estos días ha sido una tarea realmente difícil: "Dile al Súper (le pedía a Marta Flich) que debe darme un premio por esto, porque yo no callo ni mis pecados".