Carlos y Saray llegan al éxtasis en el jacuzzi

Piensen mal y probablemente acierten. Saray se relaja muy cerquita de Carlos en el jacuzzi. De repente empieza a sonreír, a cabecear de un lado para otro, a poner los ojos en blanco y a morderse el labio. Una cara, en resumen, que nos incita a pedir lo mismo que esté tomando ella. Carlos, mucho más sobrio bajo la máscara de sus sempiternas gafas de sol, abre la boca como sofocando un grito y se encarga de que el agua siga burbujeando, escondiendo así lo que se oculta en las profundidades. Poco después, Yéssica intentó entrar y salió escandalizada. Por más que Saray le aseguró que allí no había pasado nada, no pudo evitar borrar una sonrisa picarona.