Anabel adora a Igor y él piensa que apesta
telecinco.es
04/04/201323:24 h.Durante la fiesta murciana, Anabel puso toda la carne en el asador para conquistar a Igor, hasta el punto de provocar miradas celosas de Miriam, que sin embargo aclaraba: “A mi me da igual, como si se lo quiere follar”. A la noche, la voluminosa rubia se despidió de su amor con un besito y un cuento que casualmente iba de cierta chica de Castellá del Vallés que conoció a un vasco “de mirada salvaje” que estaba loco por ella.
Lamentablemente, los cuentos no suelen ser verdad. Igor no podría estar menos interesado en Anabel. Y no solo eso. Al parecer, su fino olfato (recordemos cómo se las gastaba con Desirée), fue el primero en detectar cierto tufo procedente de las axilas de la muchacha; la cual, todo hay que decirlo, no parece tenerle demasiado cariño a la ducha. “Ayer estaba sudando como un rinoceronte. Una ducha no hubiera estado mal”, protestaba. Posteriormente, advertía a aquellos que osaban a entrar en la radio que la susodicha estaba allí y olía a “sobaquina” y a “poto”.
La cuestión sobre el olor corporal de Anabel se ha hecho del dominio público y se ha convertido en una de las gracietas más recurrentes en la casa. “¡Dúchate!”, le cantaban al unísono Kristian e Igor pervirtiendo un clásico de Xuxa. Hasta querían ponerle pegatinas a sus babies colegiales para no tener que ponerse el suyo, que por lo visto apestaba.
“Tiene que oler a rata muerta”, les decía Kristian a las chicas que, más comprensivas, proponían que alguien le dijera a Anabel que había que lavarse y cambiarse de ropa más a menudo. Pero claro, ¿quién le pone el cascabel al gato? ¿Quién tiene el tacto suficiente para tan peliaguda misión? Por extraño que parezca, fue uno de los Montoya el encargado de sugerirle lo bien que sentaba una ducha calentita antes de acostarse, aunque ella no parecía estar muy convencida: “No sé. Luego el pelo y todo…”