Esta búlgara, residente en Córdoba desde hace doce años, se ha quedado muy desilusionada al ver que no era ella la que iba a entrar en la casa. Cuando Kristian ha dicho el nombre de su contrincante, se ha puesto a llorar. “No puedo ni hablar”, ha acertado a decir y Kristian se ha sentido fatal. “Lo siento de verdad, ha sido una decisión muy difícil y espero que me perdones”, ha dicho el concursante, compungido.