El sumiller y divulgador Alberto Ruffoni se ha alzado como flamante primer ganador de la final internacional del certamen Spanish Wine Master, un concurso que pone a prueba el conocimiento de los participantes sobre el vino español a base de diferentes pruebas, entre las que se incluyen la cata a ciegas, la creación de un vino a medida para un mercado concreto o la identificación de aromas, texturas y sonidos relacionados con las labores del campo y la viticultura. El concurso, cuya fase previa se celebró en países como Estados Unidos, México o Reino Unido, está impulsado por la bodega riojana Ramón Bilbao, que hizo coincidir la final en el Riojaforum de Logroño con la celebración de su centenario.
Ruffoni, de origen gallego y estudiante del prestigioso Diploma que concede la institución Wine and Spirit Education Trust de Londres y acredita un profundo conocimiento del vino mundial, superó con éxito la mayor parte de las pruebas: “Me siento muy orgulloso; es cierto que, al ser español, puedo contar con cierta ventaja, pero había mucho nivel entre los seis finalistas, gente muy profesional y con mucho conocimiento”.
El campeón recuerda, sin embargo, que cualquier aficionado puede aspirar a lograr buena puntuación en este certamen y conocer más sobre vinos españoles a través de la plataforma Spanish Wine Academy, impulsada también por la bodega riojana para divulgar el conocimiento sobre nuestros vinos: “Animo a todo el mundo a que lo haga, porque es muy divertido”.
Aunque las pruebas pueden resultar complicadas según se avanza en las fases del concurso, que comienza con unas preguntas teóricas y una cata a ciegas con varias opciones de respuesta, el premio final, 15.000 euros en metálico, puede ser un buen estímulo para hincar codos y animarse a saber más sobre vino español para participar en la siguiente edición, aunque, como bien recuerda Alberto Ruffoni: “El vino es para disfrutarlo, para beberlo y compartirlo. Si después te pica el gusanillo, te animo a que sigas leyendo y aprendiendo, haciendo algún curso, pero no tienes que olvidar el hedonismo”.
Don Suero Reserva Rosado, DO León. Bodega Vinos de León
“Me ha impactado mucho porque la uva con la que se elabora, prieto picudo, suele dar lugar a vinos rústicos como los tradicionales rosados leoneses de 'madreo' (práctica que consiste en echar una pequeña proporción de vinos enteros al recipiente donde el mosto ha empezado a fermentar), pero en este caso sirve como materia prima para dar valor al rosado leonés como un vino más refinado, que me recuerda a rosados de larga guarda como los de Viña Tondonia. Don Suero es sedoso, con cuerpo, complejidad y ese recuerdo de vino clásico que le aporta encanto especial”. El sumiller recomienda tomarlo con setas, carnes blancas y hasta chuletillas de cordero.
PVP: alrededor de 18 euros o 99,30 la cada de seis botellas de 75 cl.
José Antonio García Godello Viñas Viejas, DO Bierzo. Bodega José Antonio García.
“Es un vino que conozco bien por mi colaboración profesional con la distribuidora Eclèctic Vins y me gusta porque, cuando lo pones en la copa, cambia delante de ti, se abre, saca clase y un perfil de gran vino pese a que su precio ronda los 20 euros”. Lo describe como “mineral al principio, con aroma de pedernal, que después da paso a cítricos, especias y un toque discreto de madera, con un final fresco, con un punto salino que hace salivar”. Admira su versatilidad porque combina la facilidad del trago con la complejidad que aporta su procedencia de viñas viejas, un valor añadido ya que muestra la conservación de un valioso patrimonio y una brillante recuperación de la godello, casi perdida en Bierzo en los 70 y 80.
PVP: 23 euros.
La Servil, DO Jumilla. Bodega Cerrón.
“Monastrell y Jumilla pueden sonar a un pasado oscuro, pero en Jumilla hay gente que desde hace mucho tiempo ha sabido elaborar vinos muy vinculados al paisaje. Una de esas bodegas es Cerrón, de Fuente Álamo, que con Carlos, Juanjo y Lucía Cerdán encarnan el relevo generacional en la viticultura de la región”. Ruffoni destaca de La Servil su procedencia de un viñedo centenario y en pie franco, sin injertar, y reconoce que “sigue sorprendiéndome porque luce con orgullo su perfil mediterráneo, pero con una frescura que es perfecto complemento de su concentración y con mucha complejidad, aunque de trago ágil que lo aleja un poco de esos vinos de Jumilla que se terminan haciendo pesados”.
PVP: 25 euros.
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