Si tuviéramos que elegir la pregunta que más se repite en torno a los alimentos, esta podría ser una firme candidata. Elegir la mejor galleta es todo un reto para muchas personas que miran, leen y revisan envases y etiquetas en busca de la opción más satisfactoria.
Lo primero que debemos plantearnos antes de comenzar nuestra búsqueda de 'la mejor galleta' es qué estamos buscando exactamente. ¿La galleta con mejores características organolépticas? Es decir, la que tenga mejor aspecto, sabor, aroma, textura… ¿La que tenga los ingredientes de mayor valor comercial y gastronómico? (Por ejemplo, mantequilla en lugar de aceite). ¿O la que sea 'más saludable'?
Generalmente la búsqueda de 'la mejor galleta' nos la planteamos en este sentido: tratamos de encontrar la que sea 'más sana' o tenga unos ingredientes y un perfil nutricional más saludables. En este caso, conviene leer con detenimiento la lista de ingredientes y la información nutricional que se muestran en la etiqueta.
Las galletas se elaboran básicamente a partir de harina, algún tipo de materia grasa y un endulzante, que por lo general es azúcar. Además, en algunos casos se añaden otros ingredientes, como chocolate, nata, etc. Veamos paso a paso algunas pistas que nos pueden ayudar en nuestra búsqueda.
Harina
Generalmente se utiliza harina de trigo refinada. Nutricionalmente es más interesante utilizar harina integral, que incluye el salvado y el germen. O incluso otros cereales integrales, como la avena.
Materia grasa
Hasta hace unos años era frecuente el uso de grasa de palma o de grasas hidrogenadas total o parcialmente. Hoy en día se utilizan otros aceites más interesantes, como el de girasol o el de colza. Si buscamos el de mejor perfil nutricional, la elección sería el aceite de oliva.
Endulzantes
Lo más habitual es utilizar azúcar convencional, es decir, azúcar refinado. Podemos encontrar otras alternativas que en principio parecen más saludables, como azúcar moreno de caña, panela, siropes, etc. Pero en realidad vienen a ser lo mismo, dado que están compuestas básicamente por azúcar.
Últimamente también se opta por el uso de purés de frutas desecadas o zumos de frutas, pero estamos en las mismas: están compuestos básicamente por azúcares libres.
Otra alternativa por la que se opta en otros casos es el uso de edulcorantes. Estos plantean algunas ventajas frente a los azúcares; por ejemplo, no aportan calorías ni provocan caries. Pero no hacen que el producto sea saludable.
En definitiva, la opción 'más saludable' en este sentido sería elegir el tipo de azúcar que más nos guste, vigilando la cantidad en la que se encuentra, para lo cual conviene consultar la información nutricional. Por lo general, cuanto menos azúcar, mejor.
Otros ingredientes
También conviene consultar la presencia de otros ingredientes que pueden hacer que el perfil nutricional de las galletas sea aún menos interesante, como chocolate o sal, por poner dos ejemplos.
Ahora que hemos visto algunas características que pueden mejorar el perfil nutricional de una galleta conviene saber algo más importante. Si cada vez que vamos a elegir una galleta nos planteamos cuál es 'la más saludable', deberíamos hacernos algunas preguntas: ¿por qué o para qué buscamos esa característica en una galleta?
Si es para no sentirnos culpables comiendo galletas, deberíamos replantearnos nuestra relación con la comida porque puede que estemos ante un problema y debamos tomar medidas para atajarlo, como pedir ayuda a un profesional sanitario.
Si es porque nos preocupa la salud y queremos que nuestra dieta esté compuesta únicamente por alimentos saludables, deberíamos acudir a otros más interesantes, como frutas, hortalizas, verduras, huevos, etc.
Es cierto que no todas las galletas son iguales y que, desde el punto de vista de la salud, es mejor elegir, por ejemplo, unas que tengan aceite de girasol que otras que estén hechas con aceite parcialmente hidrogenado de palma.
Pero, por otra parte, lo más importante que debemos tener en cuenta es que las galletas no se comen por salud, sino por el mero disfrute que supone su consumo. Por eso, lo más recomendable sería elegir las que más nos gusten. Probablemente no serán las que están compuestas por harina integral, pasta de dátil y aceite de oliva, sino más bien las que estén elaboradas con harina refinada, mantequilla y azúcar.
Si son estas últimas las que nos gustan, es importante disfrutarlas, sin sentimiento de culpabilidad. Además, es importante tener en cuenta otros aspectos fundamentales. Y es que, antes de mirar con lupa las etiquetas de las galletas, es mucho más importante tratar de seguir unos hábitos saludables, que incluyan actividad física y dieta saludable. En ese contexto, lo más probable es que comer las galletas que más nos gusten, de forma puntual, no tendrá ninguna repercusión negativa sobre nuestra salud.
Suscríbete a la newsletter de Gastro y te contamos las noticias en tu mail.