La cuchara soñada por los hipertensos: sala la comida sin utilizar una pizca de sal

Hay inventos que no necesitan glamour para llamar la atención de la sociedad y cautivar al público. Ese es el caso de la Cuchara Eléctrica de Sal, un artilugio que hace exactamente lo que dice. Sin adornos. Esta invención japonesa logra salar la comida sin añadir sal a los productos. Una auténtica innovación que seguro que los hipertensos agradecerán.

La feria tecnológica Consumer Electronic Show (CES, en sus siglas en inglés) congregó en Las Vegas a todo un ejército de empresas tecnológicas que buscaban lucir y dar a conocer sus dispositivos. Una de esas compañías es la japonesa Kirin, que aprovechó el evento para presumir de su Cuchara Eléctrica de Sal. Y claro, fue un éxito hasta el punto de que se llevó el Premio a la Innovación CES 2025.

Este milagroso cubierto está hecho de plástico y metal, cuenta con una batería recargable de litio y pesa alrededor de 60 gramos. Quienes la han probado aseguran que funciona, lo que sin duda es una magnífica noticia para los hipertensos. Una enfermedad que sólo en España afecta a 11 millones de personas. De hecho, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), los españoles consumimos de media 9,8 gramos de sal al día, lo que es prácticamente el doble de lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el consumo de cloruro sódico no supere los cinco gramos al día por persona.

Un invento de origen japonés

Con estos datos sobre la mesa parece claro que la Cuchara Eléctrica de Sal es un invento a tener en cuenta. Su capacidad para salar los alimentos sin añadirles ni una pizca de sal es una excelente noticia para las personas que sufren hipertensión. Según Kirin, la empresa que está detrás del inventos, el tecnológico cubierto puede aumentar 1,5 veces el sabor salado de los alimentos. 

Su funcionamiento es sencillo, según dicen los que saben del asunto. La cuchara cuenta con dos electrodos, uno en el mango y otro en la pala, que se conectan entre sí por la acción de la saliva. Es entonces cuando se forma una corriente iónica que activa los iones de sodio de la comida, generando así el sabor salado.

Sea como fuere su funcionamiento, aún no se comercializa en todo el planeta, pero donde sí está disponible su precio ronda los 120 euros. Un desembolso considerable, pero que ayudará a decir adiós al salero. 

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