¿Por qué las autoridades belgas han pedido que la gente no se coma los árboles de Navidad?

En los últimos días, la Agencia Federal para la Seguridad de la Cadena Alimentaria de Bélgica (FASFC) ha emitido un comunicado inusual pero contundente: no consumir partes de los árboles de Navidad. Esta advertencia, que ha generado cierto debate y no menos dosis de curiosidad, surge tras una iniciativa que promovía el uso culinario de las agujas de pino como una forma de reducir el desperdicio y fomentar la sostenibilidad. Sin embargo, las autoridades han alertado sobre los riesgos asociados a esta práctica, tanto para la salud como para la seguridad alimentaria.

El origen de la controversia: reutilización creativa de árboles

La polémica comenzó cuando el Ayuntamiento de Gante promovió una campaña que invitaba a los ciudadanos a aprovechar las agujas de sus árboles de Navidad para crear recetas como infusiones, mantequillas aromatizadas y caldos. Inspirada en las prácticas culinarias tradicionales escandinavas, esta propuesta buscaba reducir el impacto ambiental de las fiestas navideñas.

Como decíamos, el uso de agujas de pino en la gastronomía no es una idea nueva. En distintos países escandinavos, como Dinamarca y Suecia, es una práctica utilizada emplear agujas de ciertas coníferas en recetas gourmet. Por ejemplo, el chef René Redzepi, del aclamado restaurante Noma, ha utilizado estas agujas para crear platos innovadores que resaltan sabores frescos y aromáticos. Sin embargo, en estos casos, los árboles elegidos para las recetas no son ornamentales, y se recolectan específicamente para fines culinarios.

Por ello, y aunque la idea parecía innovadora y sostenible, las autoridades belgas no tardaron en emitir una advertencia para evitar posibles riesgos, señalando que los árboles de Navidad vendidos en el mercado no están destinados al consumo humano.

La FASFC ha sido clara: los árboles de Navidad vendidos en tiendas o viveros no deben consumirse bajo ninguna circunstancia. En su lugar, recomiendan alternativas sostenibles para darles un segundo uso, como el compostaje, el reciclaje creativo o donaciones a proyectos de reforestación o en hábitats para animales en parques y reservas naturales. 

Los riesgos asociados al consumo de árboles de Navidad

El primero de los riesgos relacionados con la utilización de los árboles de Navidad en las preparaciones culinarias, es el hecho de que la mayoría de los árboles de Navidad comerciales han sido tratados con pesticidas y retardantes de llama para mantener su frescura y evitar riesgos de incendio. Estas sustancias químicas no están reguladas por los mismos estándares que los productos alimentarios, lo que las hace potencialmente peligrosas si se ingieren. 

Otro factor a tener en cuenta es que algunas especies de árboles ornamentales, como el tejo, pueden confundirse con variedades comestibles como el abeto o el pino. Sin embargo, el tejo es altamente venenoso, ya que sus agujas y bayas contienen toxinas peligrosas. Esta confusión puede tener consecuencias graves para la salud.

En cualquier caso, incluso aunque un árbol de Navidad no contenga químicos, no se puede  garantizar que este sea apto para el consumo. Las condiciones de transporte, almacenamiento y exposición no cumplen, ni por asomo, con los estándares de seguridad alimentaria. 

Una tendencia en aumento: sostenibilidad gastronómica

La idea de reducir los residuos generados por las fiestas navideñas ha ido ganando  tracción en los últimos años. Desde la reutilización de alimentos hasta la incorporación de elementos naturales en la cocina, esta tendencia busca un enfoque más responsable con el medio ambiente.

Sin embargo, iniciativas como el consumo de árboles de Navidad demuestran que no todas las ideas sostenibles son seguras. Los expertos subrayan la importancia de investigar y validar cualquier práctica antes de adoptarla.

Aunque la propuesta de aprovechar los árboles de Navidad para fines culinarios parecía una solución creativa y potencialmente interesante, a la postre resulta que los riesgos asociados a esta práctica son mucho mayores que los posibles beneficios. Las autoridades belgas se han visto obligadas a actuar rápidamente con el fin de prevenir problemas de salud pública graves, recordando que no todo lo sostenible es necesariamente seguro.

La gastronomía puede y debe explorar alternativas innovadoras, pero siempre con un enfoque riguroso en la seguridad alimentaria. Si bien las agujas de pino tienen un hueco en las recetas tradicionales escandinavas, se debe ser consciente de que no todos los árboles están hechos para comerse. Para el ciudadano de a pie, la mejor opción sigue siendo preferir los métodos tradicionales de reciclaje o reutilización de los árboles de Navidad.

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