El embutido ha sido durante mucho tiempo un alimento básico en la dieta mediterránea, especialmente en España, donde productos como el jamón ibérico, el chorizo y el lomo embuchado son casi icónicos. Sin embargo, la creciente preocupación por los efectos en la salud de los alimentos procesados y altos en grasas ha generado la pregunta: ¿es tan malo cenar embutido?
El embutido es un alimento que puede formar parte de una dieta equilibrada, pero su consumo debe ser moderado y selectivo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los embutidos y carnes procesadas están asociados con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer, debido a su contenido en grasas saturadas, sodio y conservantes. No obstante, no todos los embutidos son iguales, y existen opciones más saludables dentro de este grupo de alimentos.
La nutricionista Adriana Oroz comenta que “los embutidos, como cualquier alimento procesado, deben consumirse con moderación. Hay opciones que pueden incluirse en una dieta saludable, pero siempre priorizando aquellos con menor contenido en grasas y sodio”. Para Oroz, cenar embutido de forma ocasional no representa un problema si se eligen productos de alta calidad y se equilibran con otros alimentos nutritivos.
No todos los embutidos son iguales en términos de valor nutricional. El jamón ibérico, por ejemplo, es considerado por muchos nutricionistas como una opción más saludable dentro de este grupo. Esto se debe a que, además de su sabor inigualable, contiene grasas insaturadas, que son beneficiosas para el corazón. El nutricionista Pablo Ojeda explica que “el jamón ibérico es una fuente de proteínas de alta calidad y, aunque sigue siendo un alimento rico en grasas, éstas son mayormente insaturadas, lo que lo convierte en una mejor opción que otros embutidos como el chorizo o la mortadela”.
En el otro extremo del espectro, embutidos como las salchichas, la mortadela o el fuet suelen tener altos niveles de grasas saturadas y conservantes artificiales, lo que los hace menos recomendables para un consumo frecuente, especialmente en la cena, cuando el metabolismo tiende a ralentizarse. Estos embutidos, según la Fundación Española del Corazón, deberían limitarse debido a su contribución a un aumento del colesterol LDL (el malo) y su impacto en la salud cardiovascular.
La cena es una de las comidas donde más debemos cuidar lo que ingerimos, no solo por la proximidad con el descanso nocturno, sino también porque el cuerpo necesita alimentos que favorezcan una digestión ligera y equilibrada. Cenar embutido de forma habitual puede dificultar la digestión, debido a su alto contenido en grasas y sodio, lo que aumenta la probabilidad de sufrir malestar estomacal, hinchazón o retención de líquidos durante la noche.
El Dr. Miguel Ángel Álvarez Lázaro, especialista en nutrición y medicina interna, sugiere que "los embutidos, por su alta cantidad de grasas saturadas y sodio, no son la mejor opción para la cena, ya que estos macronutrientes pueden interferir en el descanso y promover la acumulación de grasa abdominal si se consumen en exceso".
Para aquellos que disfrutan del sabor de los embutidos pero buscan opciones más saludables, es recomendable optar por alternativas menos procesadas y con menor contenido en grasa. El jamón cocido de calidad, el pavo natural sin aditivos o incluso los embutidos veganos hechos a base de legumbres y tofu pueden ser buenas elecciones. Estos productos tienen menos grasas saturadas y conservantes, lo que los convierte en opciones más ligeras para el final del día.
Otra alternativa interesante es combinar el embutido con alimentos ricos en fibra, como vegetales frescos o pan integral, para mejorar la digestión y aportar un balance nutricional a la cena.
Cenar embutido no tiene por qué ser sinónimo de un hábito poco saludable. La clave, según los expertos, está en la moderación y en la elección de productos de alta calidad. "El embutido puede ser parte de una dieta equilibrada si se consume en pequeñas cantidades y como complemento a una alimentación rica en vegetales, frutas y granos enteros", afirma Pablo Ojeda. Al final, hay que tener claro que no se trata de demonizar ningún alimento, sino de aprender a hacer elecciones más conscientes y equilibradas.
Para disfrutar de una cena saludable, los expertos recomiendan acompañar pequeñas porciones de embutido con ensaladas frescas, verduras cocidas al vapor o sopas ligeras. De esta manera, se consigue un equilibrio entre los distintos grupos de alimentos, aportando proteínas de calidad sin sobrecargar al organismo con grasas y sodio.
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