En la vorágine de la vida moderna, el segundo desayuno en la oficina se ha convertido en una práctica habitual para muchos ciudadanos. Sin embargo, si no se presta la debida atención, este redesayuno en el centro de trabajo puede convertirse en un obstáculo, más que en un apoyo para conseguir el bienestar y mejorar productividad. Este se puede minimizar si nos fijamos en una serie de errores comunes que se cometen al desayunar en la oficina, con el objetivo de no cometerlos.
Uno de los errores más comunes al desayunar es basarse exclusivamente en carbohidratos de rápida absorción, como el pan blanco, los cereales con alto contenido de azúcar o incluso bollería ultraprocesada. Estos alimentos, aunque ofrecen una dosis de energía inmediata, pueden conllevar una rápida subida y posterior caída de los niveles de azúcar en sangre, lo que provoca fatiga y hambre cuando esto sucede. En lugar de eso, se recomienda optar por carbohidratos complejos como la avena, que proporcionan energía de liberación lenta y, además, contienen fibra, lo cual ayuda a mantenernos saciados durante más tiempo.
El segundo error común es olvidarse de incluir proteínas en el desayuno. Un desayuno sin proteínas puede desembocar en la aparición de una sensación de hambre y falta de energía, ya que la proteína es crucial para mantener los niveles de azúcar en sangre estables y proporcionar una saciedad duradera. Al incluir alimentos como huevos, yogur griego o los frutos secos se puede marcar la gran diferencia en cómo te sientes durante el resto de la mañana.
Además, un desayuno rico en proteínas contribuye a la formación y reparación de músculos, algo esencial incluso para aquellos con trabajos de oficina, ya que mejora la postura y reduce el riesgo de dolores habituales en este tipo de trabajos. Si te preparas el desayuno en casa, es mejor escoger opciones como los huevos escalfados o el yogur con frutos secos como elección óptima para asegurarse de recibir una buena ingesta de proteínas.
Aunque los zumos, batidos y cafés con saborizantes se han vuelto populares como opciones rápidas y fáciles de conseguir, su consumo en la oficina puede tener efectos negativos si no se tiene cuidado con los ingredientes. Zumos demasiado edulcorados, batidos cargados de fruta o endulzados con miel, jarabe o zumos, aunque parecen saludables, tienden a tener un alto contenido de azúcar. Esta carga puede llevar a un pico energético que está seguido irremediablemente por una caída rápida, lo cual contribuye a sentir fatiga durante el resto de la jornada.
De manera similar, añadir cremas o azúcares en grandes cantidades al café puede sumarle calorías vacías que afectan a la energía. Lo ideal es optar por un café sin añadidos excesivos y equilibrar el sabor de los batidos con ingredientes ricos en proteínas y grasas saludables, como el yogur o las semillas.
Es frecuente que en la oficina se prefiera el café como la bebida predilecta de la mañana. Sin embargo, el hecho de olvidar hidratarse con agua puede ser contraproducente, ya que tras varias horas de sueño el cuerpo necesita rehidratarse. La deshidratación puede ser una de las causas de la fatiga y de tener problemas de falta de concentración a media mañana, e incluso puede hacer que el proceso digestivo se vuelva incómodo. Lo más recomendable es beber al menos un vaso de agua junto con el desayuno y, si queremos darle un extra de frescura y sabor, podemos agregarle un poco de limón.
Uno de los errores más comunes al redesayunar en la oficina es no incluir suficiente fibra en la comida. La fibra es esencial para la salud digestiva y para mantener estables los niveles de azúcar en la sangre, ayudando a evitar los picos y caídas de energía a lo largo de la mañana. Los alimentos ricos en fibra, como la avena, el pan integral, las frutas y las semillas, ayudan a sentirse satisfecho por más tiempo, lo que evita la sensación de hambre antes del almuerzo. La falta de fibra no solo afecta la digestión, sino que también puede desembocar en una caída temprana de energía y ello, a su vez, desemboca en muchas ocasiones en la necesidad de recurrir a tentempiés poco saludables para contrarrestar la sensación de fatiga.
No olvidarse en estos momento de alimentos como frutas frescas, frutos secos, semillas y cereales integrales puede marcar una diferencia significativa en los niveles de energía y la concentración durante el día. Incluso algo tan sencillo como añadir una cucharada de semillas de chía o lino al yogur o al batido puede proporcionar un aumento significativo de la ingesta de fibra.
En conclusión, el desayuno es una oportunidad crucial para preparar el cuerpo y la mente para afrontar la jornada laboral de la mejor manera. Caer en alguno de estos errores puede repercutir negativamente en tu bienestar durante el día, llevando a picos y caídas energéticas, problemas de concentración y sensación de fatiga. Incorporar proteínas, carbohidratos complejos, grasas saludables, agua y fibra puede ayudarte a maximizar tu rendimiento por la mañana.
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