Una española condenada a cadena perpetua en Tailandia desvela cómo es una prisión allí: "No es como lo pintan"

Daniel Sancho ha sido condenado a cadena perpetua por el homicidio con premeditación de Edwin Arrieta y ya ha sido trasladado de cárcel en Tailandia. Para conocer cuál es el futuro que podría esperarle al hijo del actor Rodolfo Sancho, 'Fiesta' entrevista a Nieves García, una española que fue condenada a cadena perpetua en este país en el año 2010 por tráfico de estupefacientes, pero que ya se encuentra en España en libertad desde hace cinco años.

Nieves explica cómo es posible que, habiendo sido condenada a cadena perpetua, ya goce de la libertad: "Vengo a España, a Soto del Real. Me trasladaron luego a Albacete, porque yo lo pedí. Estuve ocho años y medio en Tailandia y seis meses en España. Mi pena en España no era igual que en Tailandia. En seguida se tramitó mi libertad. Imagino que a Daniel le pasará igual. Cuando él llegue a España, tramitarán su libertad". Cabe aclarar que nos encontramos ante dos delitos muy distintos (por tráfico de estupefacientes y por homicidio con premeditación).

Así es el día a día en una cárcel de Tailandia

¿Cómo fueron esos ocho años de Nieves en una cárcel tailandesa? ¿En qué condiciones se encontraba? ¿Cuál era su día a día? ¿Son prisiones tan terroríficas como nos cuentan? Nieves responde: "No son tan terroríficas. La embajada te da dinero, ciento veinte euros mensuales. Te dan tres mantas y las administras como quieras y se duerme persona con persona. Yo compartía celda con ciento cuarenta personas, dormíamos cuerpo con cuerpo y enfrente había personas con las que nos tocábamos los pies". Aclara que dormía en el suelo, sin colchón y con las mantas que le suministraron al llegar.

En cuanto a la salubridad, Nieves comenta que "mi familia me enviaba medicinas y allí los especialistas te mandaban las medicinas que necesitabas, pero las cosas superficiales, como analgésicos, nos lo enviaba la familia". Sobre la comida, niega que esta sea limitada a un cuenco de arroz al día: "No es así. Te ponen ollas de comida, de arroz, y te pones el que tú quieres, y después hay un caldo, un guisao, y te ponen un cazo y lo vas mezclando. Pero si no te gusta eso y tienes dinero, tienes acceso a comprarte la comida tú".

Respecto al aseo, "no hay duchas. Está el patio, hay un pilón grande que llenan de agua y alrededor, con un cuenco, te vas echando el agua. El agua es limitada. Te cuentan y, cuando llega el minuto, te sacan fuera. En mi cárcel éramos seis mil personas, por eso la reducción de agua". Tras esto, Nieves resume su experiencia en una cárcel tailandesa de la siguiente manera: "De todo lo malo, hay algo bueno. Yo allí aprendí a convivir con ellos y aprendí de algo tan negativo".

"Tailandia no es tan ogro como lo están pintando porque hay buenas personas, muy educadas, conscientes de que eres extranjero, de que eres español, que los españoles tenemos un privilegio allí porque tenemos la embajada que hace lo posible porque nadie se pase ni cometa ningún fallo contigo y te lleguen a entender. Si había algún malentendido, la embajada te lo explicaba y se lo explicaba a los oficiales y acababa en nada, no había castigos", añade.