El príncipe Harry y su mujer, Meghan Markle, se encuentran desde el pasado fin de semana en Canadá con motivo de los Invictus Games, los juegos creados por el duque de Sussex hace más de una década con el objetivo de demostrar las habilidades deportivas de veteranos discapacitados y heridos de guerra. Cabe recordar que el hijo menor del rey Carlos III y Diana de Gales sirvió a las Fuerzas Armadas de Reino Unido durante 10 años, de ahí su implicación.

Este año, el evento deportivo se celebra en Vancouver y Whistler. Comenzó el pasado 8 de febrero con la ceremonia inaugural y finalizará el próximo día 16.

Ha sido durante la estancia del royal en el país donde ha confesado una de las peticiones que le hace su primogénito, Archie, de tan solo cinco años: ver a "la abuela Diana", fallecida el 31 de agosto de 1997 en París tras un trágico accidente de coche.

Durante un partido de baloncesto organizado en el Centro de Convenciones de Vancouver el pasado domingo por la noche, donde estuvieron él y su esposa, reveló que Archie le había preguntado sobre las minas terrestres, un artefacto explosivo, en relación a los heridos de guerra que participaban en la competición.

"Es difícil porque los niños no siempre hacen las preguntas correctas, así que o bien les gritas de inmediato, lo que yo nunca haré, o bien participas en la conversación e intentas explicar las cosas", explicó Harry al canal CTV.

"Archie me preguntó sobre las minas terrestres, así que le hablé de cómo algunas de ellas habían sido destruidas. Me encontré hablando con él sobre las minas, y solo tiene cinco años", comentaba. Curiosamente, le dio la oportunidad "de hablar sobre mi madre  su abuela, algo que ni siquiera había considerado. Él quería ver a su abuela Diana con vídeos y fotografías".

Cabe recordar que Lady Di, antes de su muerte se involucró activamente en una campaña contra las minas antipersonas. No hay que olvidarse de su viaje a Angola como invitada de la Cruz Roja Internacional, cuando caminó por un campo minado en Huambo, en enero de 1997, y que desató una polémica mundial sobre el tema.

El príncipe Harry, que continuó el legado de su madre, siguió sus pasos visitando Angola en 2019. 

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