Más allá de la elegancia que pueda desplegar la ya primera dama de Estados Unidos en la toma de posesión presidencial de su marido, hay aspectos relevantes que nos muestran la inseguridad de su rostro, cuyos ojos queda ocultos por el ala del sombrero. El estilista de Melania Trump ha elegido para ella este tocado con la idea de que todo el protagonismo recaiga en Donald Trump, y el efecto ha sido el contrario, ya que ha infringido las reglas de protocolo al lucir este complemento en un espacio cerrado, algo que ha llamado la atención de los espectadores presentes y los que han seguido el acto por televisión.
A efectos analíticos del lenguaje no verbal, el sombrero siempre es un toque de distinción dependiendo de su tamaño y forma y del tipo de ala. Eso sí, teniendo en cuenta que, al igual que sucede con las gafas de sol, pueden mostrarnos personalidades poco maduras que intentan ocultar parte del rostro y los ojos.
Hay movimientos mecánicos de cabeza en Melania que significan nerviosismo y expectación ante su papel de consorte de un controvertido presidente. Otro rasgo que evidencia falta de seguridad es la pose de su cuerpo muy rígido, con poca flexibilidad para acompañar a su esposo y escasa capacidad de persuasión con los presentes.
Sus pasos resultan lentos, pero a la vez muestran la elegancia de sus piernas al caminar en línea con la afirmación de Coco Chanel de que la elegancia en la mujer va de la rodilla al tobillo. Sin embargo, no hace honor a la diva de la moda que afirmaba que la elegancia es pasar desapercibida en los sitios públicos.
Melania ha tenido asesores en estilismo para el evento, pero no de protocolo y comunicación. Ha sonreído poco, ha conectado escasamente con la gente, pero ha sabido fijar la atención en su figura. A partir de ahora deberá marcarse un plan de comunicación centrado en:
- Estudiar el movimiento escénico de su rostro, ojos y manos.
- Crear elementos de atracción en lo verbal y gestual para ser complemento de Trump y no competencia.
- Manejar adecuadamente su poder de atracción para los hombres, pero también para las mujeres.
Por último hay que destacar un gesto de proximidad en la palmadita en la espalda al final de la ceremonia. Sin duda, una muestra de cariño hacia su marido que ha recibido con gratitud.
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