Ha pasado un año y tres meses desde que el mundo entero se levantó con la trágica noticia de la muerte de Matthew Perry. El 28 de octubre de 2023, fue hallado sin vida en su casa de Los Ángeles, dentro del jacuzzi que tenía en su impresionante jardín con vistas. La autopsia reveló que el mítico actor de 'Friends' falleció por los agudos efectos de la ketamina, una droga disociativa con potencial alucinógeno. Su pérdida dejó destrozados a todos los miembros de la serie; especialmente, a los actores que tantas horas de rodaje, confidencias, risas e intimidades compartieron con él, tanto dentro como fuera del set.
Una de ellas es Lisa Kudrow, mundialmente conocida como Phoebe Buffay. Recientemente, ha dado una entrevista en el Show de Drew Barrymore, donde, de forma inevitable, acabó recordando a su querido Chandler Bing. Y, además de evocar sus mejores momentos, la actriz y autora de Smelly Cat hizo una revelación que nadie esperaba. Es sabido que, al acabar la sitcom, los actores se quedaron con un recuerdo característico (Kudrow se quedó con los anillos de Phoebe), pero cuando Drew le preguntó si, alguna vez, ella había robado algo del set de rodaje de 'Friends', Lisa contestó:
"El último día de rodaje, Matthew me dio el tarro de galletas que tenía el reloj incorporado porque, en algún momento, pensé que era un reloj de verdad". Lo que no esperaba era que, más de un año después de su muerte, iba a encontrar algo muy especial de parte de su amigo en ese icónico tarro: "Recientemente encontré la nota que dejó ahí para mí. No lo había abierto ni había mirado dentro. Pero sí, lo hizo. Tenía una nota allí y me olvidé de ella", dijo la actriz, sin revelar cuál es el contenido exacto del escrito. Se limitó a decir: "El tiempo lo es todo", sin aclarar qué le decía su amigo en esa nota, hoy convertida en un verdadero tesoro.
Para ella, debió ser muy emocionante encontrar unas palabras post mortem de alguien tan allegado y especial. Cuando Matthew murió, le escribió una emotiva carta en su cuenta de Instagram (al igual que hicieron el resto de sus compañeros) en la que, paradójicamente, le dio las gracias por hacerla reír tanto durante los 20 años que trabajaron juntos: "Gracias por hacerme reír tanto que me dolían los músculos y se me caían lágrimas por la cara todos los días". Porque, aunque Perry tenía muchos problemas personales que él mismo narró en sus memorias y que le llevaron a una vida de adicciones al alcohol y los opiáceos, tenía el don de hacer felices a los demás, al igual que lo hacía su personaje.
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