Ernesto de Hannover la lía en Madrid: insulta a los camareros de un restaurante y agrede al personal del Samur

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El pasado jueves Ernesto de Hannover y su novia, Claudia Stilianopolus, hija de Pitita Ridruejo, acudieron al restaurante Le Bistroman Atelier, en Madrid. La pareja, como en otras ocasiones, protagonizó un altercado, según ha relata el chef del restaurante en sus redes sociales.

Al parecer, Claudia habría puesto una crítica negativa sobre el establecimiento en Internet, motivo por el que el trabajador decidió contar lo ocurrido en su canal de Instagram. Según el chef, Hanover se atragantó con la comida, insultó a los camareros del restaurante y agredió al personal del Samur que acudió para atenderle.

El chef, Stéphane del Río contaba así lo ocurrido en sus redes: "Viene a comer por tercera vez un aristócrata europeo asiduo a las portadas de prensa rosa y con un problema de alcoholismo conocido mundialmente. Rompe copas, las tira a los camareros, insulta al personal y a los otros clientes, grita, agrede al personal sanitario del Samur que viene a atenderle por un atragantamiento y se va cayendo de la borrachera. Las tres visitas igual, la del Samur la última. Cuando le digo a la mujer que si se comportan así la próxima vez avisaré a la policía, el bienestar de mi personal y de mis clientes está por encima de vender vinos caros, se enfada y me pone una mala crítica".

En la crítica que Claudia compartió en Internet contaba una versión muy distinta de lo ocurrido durante la noche del jueves en dicho restaurante. En su discurso, la hija de Pitita Ridruejo asegura que recibieron un trato vejatorio por parte de los responsables del citado restaurante afirmando que, lejos de estar ebrio, Ernesto sufrió una bajada de azúcar que le llevó a un posterior atragantamiento del que se recuperó gracias a ella:

"Comí con un amigo diabético que tuvo una caída de azúcar que al recuperarse pierde la conciencia tras atragantarse. Le hice la maniobra de Heimlich y se recuperó saliendo a pie. La ambulancia llegó ya cuando quedó recuperado. El dueño llamó diciéndome que no volviera, ya que la primera vez que fuimos rompió una copa y la segunda vez que fuimos fue grosero (le trajeron la comida cuando todos ya estábamos acabando…)".

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