Nata está a punto de conseguir lo que quería en el barrio: hacerse con el completo control de la venta de drogas. Tiene una persona que le suministra las armas y la cocaína, pero tiene que llegar a un trato con el resto de bandas.
Tras hablar con una de ellas, llegan a un acuerdo, pero Nata no está tan segura. Ella cree que se la van a jugar y decide atacar primero. Le pregunta a Nelson si tiene su pistola cargada, su novio le dice que sí, pero no entiende esa pregunta.
"Nelson, sé que no querías sangre pero no hay otra manera de hacer esto", le contesta, y la única manera de saberlo es adelantarse a ellos.
Casualmente, Irene también está en esa discoteca. Nelson, muy preocupado, le pide que se vaya, y antes de hacerlo, le confiesa cuáles son sus sentimientos hacia ella.