Cruces de caminos; trayectorias dispares que confluyen en un punto y ya nunca se separan; rutas que discurren paralelas y se alejan de repente para no volver a coincidir jamás; destinos compartidos; rumbos antagónicos.
Ideas que evoca la palabra ‘Entrevías’, el nombre de la nueva serie de Telecinco y del espacio ficticio en el que transcurre y que entroncan con sus bases argumentales: la historia de unos personajes unidos por amor, separados por prejuicios, aliados por intereses, distanciados por sus distintas culturas, pero todos abocados a emprender caminos inciertos en pos de sus destinos.
Producida en colaboración con Alea Media y distribuida por Mediterráneo Mediaset España Group, ‘Entrevías’ estrena su primera temporada este martes 1 de febrero en Telecinco (22:50h) y una vez emitida en la cadena estará disponible en Netflix.
Jose Coronado, Luis Zahera, la actriz novel Nona Sobo, Felipe Londoño, Laura Ramos, Manuel Tallafé, Manolo Caro, Itziar Atienza y María de Nati forman el elenco artístico principal de la nueva ficción, que consta de dos temporadas cerradas de ocho episodios cada una.
Con la producción ejecutiva de Aitor Gabilondo y David Bermejo -también guionista y creador- y de Arantxa Écija por parte de Mediaset España, ‘Entrevías’ narra la historia de Tirso Abantos, un hombre de principios cuya existencia sosegada y rutinaria da un vuelco cuando su nieta adolescente irrumpe de lleno en su vida. En sus tramas se combina drama, amor, acción y toques de humor y se abordan cuestiones de fondo como la brecha generacional, la crisis de valores, los cambios sociales, los prejuicios, y la convivencia intercultural.
Crear una serie es enfrentarse a un enorme lienzo en blanco. Enfrentarse con la responsabilidad de contar una historia que cautive, de generar unos personajes que enamoren, de trazar con el pincel unas líneas limpias de las que el espectador no pueda apartar su mirada.
El primer trazo fue la creación de Tirso Abantos: un hombre sencillo, un ferretero de barrio detrás del cual se esconde un verdadero antihéroe. Un tipo que está de vuelta de todo, que no cree en Dios, ni en los políticos, ni en la policía, ni en el ser humano en general. Un hombre que es una isla en un mundo que no le gusta y que cada vez entiende menos. Un antiguo héroe de guerra que no cree que haya ninguna causa por la que merezca la pena ser un héroe. Hasta que su nieta se cruza en su camino, se mete en un lío con unos tipos peligrosos y se ve obligado a salir de su cueva y defenderla.
José Coronado le puso su cara. Le puso su gesto. Fue la inspiración para diseñar a ese abuelo protector, a ese misántropo gruñón, ácido y políticamente incorrecto, pero a la vez arrebatadoramente humano. Y una vez en el set de rodaje, le brindó su propio carisma para hacer de Tirso un personaje único e inolvidable. Un titán que avasalla con su personalidad a todos cuantos habitan a su alrededor.
Y después de Tirso vino el barrio. Uno de esos de vecindarios populares de la periferia de cualquiera de nuestras ciudades. Esos barrios nacidos en los años 60 y 70 para acoger a la gente que buscaba una vida mejor lejos de la miseria de los pueblos y que ahora se han llenado de otras caras, otras etnias, otros olores y otras costumbres. Barrios de aceras estrechas, casas de ladrillo, parques polvorientos y pequeños comercios, en cuyas calles millones de almas luchan por salir adelante, sufren, ríen, se enamoran, sueñan…
En ese Entrevías magistralmente retratado por nuestros directores, empezando por Iñaki Mercero como director principal, emergió un crisol de grandes personajes interpretados por un elenco inmejorable. Como Ezequiel, ese policía corrupto y peligroso que embauca a todos con su espontaneidad y su socarronería y al que Luis Zahera pone cara y alma.
O Irene, la nieta de Tirso, a la que la debutante Nona Sobo le presta toda su candidez, su osadía y su belleza. Irene es un ‘producto’ de la sociedad actual y representa todo aquello que Tirso odia. Pero no puede evitar quererla. Porque es su nieta. Y Entrevías es, sobre todo, eso: una historia de amor paterno filial entre un abuelo y su nieta. Dos personajes opuestos en casi todo que están condenados a entenderse y a cambiarse la vida mutuamente. Dos personas unidas por un vínculo emocional inquebrantable pero separadas por sus propios prejuicios, que sólo la convivencia y el tiempo serán capaces de derribar.
Y, atravesando como las vías de un tren cada una de las historias de Entrevías, está el tema principal de la serie: los prejuicios. Prejuicios raciales, económicos, sociales, culturales, generacionales… Entrevías habla de la sociedad polarizada en la que vivimos. Y lo hace contando la historia de Tirso Abantos, ferretero misántropo y antiguo capitán del ejército, sobre el que nosotros mismos, como espectadores, tampoco vamos a poder evitar nuestros propios prejuicios. Pero el tiempo y la convivencia tal vez nos ayuden a derribarlos.