Te hablamos de la empatía y te contamos cómo desarrollarla
En Enphorma Psicología te hablamos de la empatía, que es la capacidad de ponerse en el lugar del otro para comprender y compartir los sentimientos y emociones de otra persona
La empatía nos permite conectarnos con los demás de una manera más profunda y crear relaciones más enriquecedoras, duraderas y saludables.
La mejor forma de desarrollar esta habilidad es practicando la escucha activa y esforzándonos en comprender las emociones y la visión ajenas
La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro para comprender y compartir los sentimientos y emociones de otra persona. En otras palabras, implica ver las cosas desde su perspectiva. Aunque tiene algunos peligros que deben ser atendidos como luego veremos, tiene muchísimos más beneficios y de gran calado. En entornos donde la gente es más empática suele reinar la satisfacción, el bienestar y la felicidad. Hay más comprensión, se mejoran mucho las relaciones interpersonales y se reducen los conflictos.
La empatía es una habilidad emocional cada vez más demandada en los tiempos que corren, nos permite conectarnos con los demás de una manera más profunda y significativa, entendiendo mejor sus necesidades y creando relaciones más enriquecedoras, duraderas y saludables. Es especialmente valiosa, en el ámbito laboral, en trabajos que implican trato directo con otras personas, como la atención al cliente, la asistencia sanitaria, la enseñanza, la terapia, la gestión de equipos, la retención de empleados o la productividad por ejemplo.
Puede manifestarse de diferentes maneras. La empatía cognitiva se refiere a la capacidad de comprender los pensamientos de otra persona. La empatía emocional se refiere a la capacidad de sentir las emociones de otra persona y la empatía compasiva se refiere a la capacidad de sentir empatía y actuar en consecuencia para ayudar a otra persona. Pero aunque la empatía es una habilidad valiosa y útil, también puede encerrar algunos peligros potenciales, que conviene conocer para evitarlos o poner ciertos límites. Como pueden ser:
Empatía excesiva: ocurre cuando sentimos tanta empatía por alguien que nos resulta difícil separarnos emocionalmente de su situación. Esto puede llevarnos a un desgaste emocional y físico, que disminuya nuestra capacidad para ayudar efectivamente, o incluso puede llevarnos a realizar ciertas acciones por ayudar, que nos pongan a nosotros en serio peligro… como prestar más dinero del que podemos por ejemplo. Es importante, encontrar un equilibrio saludable entre la empatía y el autocuidado.
Sesgo de empatía: identificarnos mucho con las personas que por alguna razón, son similares a nosotros y ser, poco o nada empáticos, con los que tienen otro punto de vista o forma de actuar.
Exposición a la negatividad: cuando nos involucramos emocionalmente con la situación de alguien, también nos exponemos a su negatividad y estrés. Esto puede ser especialmente difícil en trabajos de atención al cliente o en situaciones emocionalmente intensas.
Pérdida de objetividad: la empatía puede llevar a una pérdida de objetividad en situaciones en las que se necesita una toma de decisiones clara y racional. En algunos casos, la empatía puede llevar a decisiones basadas en emociones en lugar de en hechos más objetivos.
Es importante ser conscientes de estos posibles peligros y trabajar en desarrollar un equilibrio saludable de empatía para evitar consecuencias negativas. Aunque la empatía nos ayuda a entender mejor a los demás, es muy importante recordar que, cada persona, es responsable de sus propias emociones y acciones. No podemos hacernos cargo de los problemas emocionales o económicos de todas las personas de nuestro entorno, sobro todo, si con ello nos ponemos en riesgo a nosotros mismos. Es vital establecer límites saludables para defender nuestra propia salud y bienestar.
¿Se nace con empatía o se aprende?
La empatía puede ser aprendida. Algunas personas pueden tener una inclinación natural hacia ser empáticos, pero todos podemos trabajar en desarrollar esta habilidad. A través de la práctica y la conciencia de nuestros propios prejuicios y sesgos, podemos mejorar nuestra capacidad de comprender y conectarnos con los demás.
Escucha activa: prestar atención completa a lo que otra persona está diciendo sin interrumpir, sin estar pensando en lo que vamos a decir nosotros después, manteniendo el contacto visual y por supuesto… sin juzgar. Cuando practicamos la escucha activa, podemos entender mejor la perspectiva y las emociones de otra persona.
Practicar la curiosidad: en lugar de juzgar o asumir, preguntar a la otra persona sobre sus pensamientos, sentimientos y experiencias. Preguntar qué necesita. Esto puede ayudarnos a comprender mejor sus necesidades y deseos.
Aprender a reconocer las emociones en los demás. Presta atención a las expresiones faciales, el tono de voz y el lenguaje corporal de las personas para entender mejor sus emociones.
Ponerse en el lugar de los demás: imagina cómo te sentirías si estuvieras en la misma situación que la otra persona y trata de entender sus emociones desde su perspectiva.
Practicar la tolerancia y la comprensión: la empatía requiere tolerancia y comprensión hacia los demás, especialmente cuando tienen diferentes perspectivas a la nuestra.
Aprender a controlar las emociones propias: la empatía también implica saber controlar nuestras reacciones emocionales para no interferir en el relato.
Por ultimo, pero no menos importante, practicar la empatía hacia uno mismo: Trata de entender y validar tus propias emociones y experiencias, se amable y compasivo contigo para que puedas entender mejor a los demás
Resumen de ideas
La empatía es la capacidad de ponernos en el lugar del otro para comprenderle mejor.
Nos permite conectarnos con los demás de una manera más profunda y crear relaciones más enriquecedoras, duraderas y saludables.
Su mayor peligro es la empatía excesiva, llegando a ponernos en riesgo a nosotros mismos.
La mejor forma de desarrollar esta habilidad es practicando la escucha activa y esforzándonos en comprender las emociones y la visión ajenas.