Lácteos: a favor y en contra

  • Los lácteos son una fuente importante de vitaminas y minerales, pero siguen siendo objeto de controversia en términos de salud

  • Pueden ser parte de una dieta saludable siempre que sea con moderación, aunque no son imprescindibles, por eso las personas intolerantes a la lactosa o alérgicas a la proteína de la leche, deberán optar por otras alternativas

  • Lo más lógico es promover un consumo moderado de lácteos sobre todo de algunos derivados muy interesantes como los yogures proteicos o el Kéfir y productos, que en general, no tengan excesiva grasa ni azúcares añadidos

Los lácteos son una fuente importante de vitaminas y minerales, pero siguen siendo objeto de controversia en términos de salud. Algunos profesionales, defienden que los lácteos son esenciales para una dieta saludable y otros, que no son necesarios a partir de los 7 años de edad, ya que el ser humano, es la única especie que sigue consumiendo leche después del “destete”, lo que puede ser perjudicial para algún aspecto de nuestra salud. Hoy, en Enphorma Alimentación, veremos los pros y contras de consumirlos y abordaremos algunas de las dudas más comunes sobre este tema.

Empecemos por todo lo bueno que pueden aportarnos los lácteos, sus pros:

  • Como todos sabemos, son una magnífica fuente de calcio, posiblemente la mejor fuente alimentaria de este mineral esencial para el desarrollo y mantenimiento de huesos y dientes fuertes.
  • También aportan potasio, magnesio y fósforo, que contribuyen a reducir el riesgo cardiovascular.
  • Además, las proteínas lácteas, debido a su composición en aminoácidos y su biodisponibilidad, se consideran proteínas de alta calidad biológica y son muy importantes para la reparación y el crecimiento de los tejidos corporales. Estas proteínas, también pueden contribuir a regular nuestro peso y mejorar la resistencia a la insulina en individuos con sobrepeso.
  • Contienen vitamina A, D, B2 y B12.
  • Promueven el crecimiento de la flora bacteriana intestinal e impide el desarrollo de gérmenes patógenos. La leche neutraliza la acidez estomacal.
  • Además, los lácteos pueden consumirse a través una gran variedad de productos, como la leche, los diferentes tipos de quesos y yogures o mantequillas, entre otros.
  • En resumen, el consumo de lácteos, se ha asociado en diferentes estudios con una reducción del riesgo de: enfermedades cardiovasculares, de la diabetes tipo 2 y la obesidad. Y, además de proporcionar una gran cantidad y variedad de nutrientes, son productos que contribuyen a saciarnos y nos deleitan con su sabor, a cambio, normalmente,  de un aporte moderado de calorías.

 En contra de los lácteos tenemos:

  1. La lactosa, (el azúcar natural que se encuentra en los lácteos). Hay cada vez más personas intolerantes que no la pueden digerir adecuadamente debido a la ausencia de la enzima lactasa, responsable de esta función. Por lo que sufren hinchazón, gases dolores, vómitos y hasta diarreas. En España, según estima la Fundación Española del Aparato Digestivo(FEAD), uno de cada tres adultos padece intolerancia a la lactosa. Por tanto, entre estas personas, evitar o reducir su consumo es lo más recomendable.
  2. Alergias a la proteína de la leche: algunas personas presentan esta afección que consiste en una reacción exagerada del sistema inmunológico a las proteínas presentes en la leche de vaca y otros productos lácteos. Esta reacción, puede provocar síntomas como erupciones en la piel, hinchazón de la cara, los labios, lengua y garganta… produciendo mucha dificultad para respirar, opresión en el pecho, mareo, pérdida de conciencia y hasta la muerte si en ocasiones no se administra una inyección de epinefrina.(adrenalina). Este tipo de alergia, es más común en los bebés y niños pequeños y puede ser hereditaria. Suele desaparecer a medida que el niño crece, aunque en muchos casos, puede persistir hasta la edad adulta. El tratamiento implica evitar completamente los productos lácteos y cualquier otro alimento que contenga proteínas de la leche de vaca. En algunos casos, es posible que se necesiten suplementos nutricionales para asegurarse de recibir todos los nutrientes necesarios. También es importante estar atento a la presencia de proteínas de la leche en alimentos procesados y alimentos que se preparan fuera de casa, ya que pueden contener trazas de proteínas de la leche de vaca.
  3. Problemas digestivos: incluso en personas que no son intolerantes, el consumo habitual de leche, puede provocar cierta inflamación en el cuerpo que a veces no se ve, pero que a la larga puede dar dolores o acarrear algún problema inmunitario. Esto es más bien cuestión de que cada persona.
  4. Por último, hay algún estudio en el que se ha podido verificar que el exceso de consumo de leche puede acidificar el pH de la sangre haciendo que se libere más calcio de los huesos al torrente sanguíneo, produciendo una descalcificación, que es justo el efecto contrario de lo que buscamos con el consumo de lácteos.

Dudas más comunes:

¿Es necesario consumir lácteos en una dieta saludable?

El consumo de leche y productos lácteos es mayormente recomendable sobre todo en la infancia y siempre, en el marco de una dieta variada y equilibrada. Si bien, son una buena fuente de nutrientes, no son imprescindibles en una dieta saludable, ya que, la mayor parte de sus nutrientes, pueden obtenerse de otros alimentos: como las espinacas, el brócoli, pescados grasos, semillas de sésamo, nueces o almendras, así como algunas legumbres o el tofu por ejemplo. No obstante, puede resultar difícil cubrir, sin ningún producto lácteo, las cantidades diarias recomendadas de algunos nutrientes como el calcio. Una buena opción sería mantener al menos el consumo de algunos derivados como los yogures proteicos (sin lactosa) o el kéfir.

¿Cuál es la mejor forma de consumir lácteos?, ¿con su grasa natural? , ¿desnatados?, ¿frescos?

La elección de lácteos con grasa o sin grasa dependerá de las necesidades nutricionales individuales de cada uno. En general, se ha venido recomendando elegir lácteos bajos en grasas y sin azúcares añadidos, fundamentalmente porque tienen menos calorías. Sin embargo, es importante destacar que algunos nutrientes importantes presentes en los lácteos, como el calcio y la vitamina D, se absorben mejor cuando se consumen junto con su grasa natural.

Además, se ha demostrado científicamente que la grasa de la leche no se asocia con enfermedades cardiovasculares en individuos sanos, más bien, todo lo contrario, de hecho “las evidencias científicas más recientes, aseguran que consumir la grasa de la leche mejora nuestra salud cardiovascular”, como defiende Manuela Juárez, profesora de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y presidenta del Consejo Científico del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados, quien ha dedicado gran parte de su vida a investigar las grasas lácteas. Por tanto, tras varias décadas de controversia, la negativa imagen de la grasa láctea se está viendo sustituida por una imagen mucho más positiva y beneficiosa para nuestro organismo.

¿Se pueden consumir lácteos con el colesterol alto?

Básicamente habría que evitar aquellos con alto nivel de colesterol, como la leche entera, leche condensada, yogures enriquecidos con nata, quesos grasos, quesos de untar y nata líquida o montada.

¿Los lácteos causan acné?

Según un estudio publicado en Journal of the American Academy of Dermatology, la leche contiene precursores de la testosterona, contribuyendo a la producción de sebo y aumentando el riesgo de acné. Curiosamente, este riesgo es menor con la leche entera, ya que, aunque contiene más grasa, posee un índice glucémico menor. No obstante, no hay evidencia clara de que los lácteos causen acné en todas las personas, aunque sí es cierto que algunas, pueden ser sensibles a ciertos componentes de la leche.

 Resumen de ideas:

  • Los lácteos son una fuente importante de nutrientes, entre los que destaca el alto contenido en calcio biodisponible, muy beneficioso para la salud de huesos y dientes.
  • Pueden ser parte de una dieta saludable siempre que sea con moderación, aunque no son imprescindibles.
  • Las personas intolerantes a la lactosa o alérgicas a la proteína de la leche, deberán optar por otras alternativas.
  • Lo más lógico es promover un consumo moderado de lácteos sobre todo de algunos derivados muy interesantes como los yogures proteicos o el Kéfir y productos, que en general, no tengan excesiva grasa ni azúcares añadidos.