La ansiedad es una respuesta emocional de alerta ante situaciones de amenaza, peligro o incertidumbre. Su función, aunque a veces no lo parezca, es adaptativa, sin ella, nuestra especie no hubiera sobrevivido. Es la voz de alarma que nos avisa de posibles peligros y trata de activar todos nuestros recursos disponibles para enfrentar la amenaza, o el reto que se presente, de la forma… más efectiva.
Pero, ¿por qué la llevamos tan mal? Hoy, en Enphorma Psicología… el por qué, el cómo y el para qué de la ansiedad y cómo ayudarnos a controlarla.
Pues la llevamos mal porque esta respuesta adaptativa e innata en el ser humano, estaba diseñada para alertar y responder a los peligros constantes que enfrentaba el hombre en la prehistoria, su función era preparar al cuerpo básicamente para la ACCIÓN, bien para luchar y defenderse o bien para la huida. Y la mejor forma que tiene nuestro cuerpo de prepararse para luchar o salir corriendo es: liberar cortisol y adrenalina, aumentar la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la respiración, bombear sangre a las extremidades y reclutar toda la energía posible. Sin embargo, con la llegada de la civilización, la mayoría de las veces que experimentamos una situación estresante o amenazante, por ejemplo, en un examen importante, una entrevista de trabajo, o una situación social incómoda, no podemos (o no debemos) solucionarlo a tortazos ni tampoco huyendo. Esto, nos genera una acumulación de tensión en el cuerpo, que puede manifestarse mediante síntomas desagradables, como preocupación excesiva constante, tensión muscular, dificultad para respirar, sudoración, temblores, palpitaciones, mareo, dificultad para concentrarse, dolor de cabeza, malestar de estómago, pensamientos recurrentes, insomnio…
Si experimentamos ansiedad de manera habitual y prolongada y no somos capaces de controlarla o nos desborda, podemos provocarnos un trastorno de ansiedad con efectos muy negativos en nuestra salud física y mental, como la aparición de enfermedades cardiovasculares, trastornos del sueño, problemas digestivos o depresión entre otros. La ansiedad está, en mayor o menor medida, detrás de casi todas las enfermedades. Por lo tanto, es muy importante saber manejar el estrés y la ansiedad de manera efectiva mediante algunas de las técnicas que veremos hoy.
Pero antes, repasemos cuáles son las causas.
Son: el estrés sostenido en el tiempo, vivencias traumáticas, desequilibrios químicos en el cerebro por enfermedades, o consumo de drogas, incluso puede ser de origen genético.
Pues la mejor forma seria desde un enfoque multidisciplinar e integrador que combinara diferentes técnicas y terapias para abordarlo desde diferentes perspectivas y, poder llegar así, a la raíz del problema.
La realidad, es que las personas solemos tardar demasiado en pedir ayuda; cuando la pedimos, el sistema público de salud no llega a cubrir bien esta demanda, las consultas privadas con psicólogos o psiquiatras no son baratas y tratar de salir sólo de un trastorno de ansiedad, requiere mucha determinación y constancia, por lo que, mayormente, se termina tratando con medicación, ansiolíticos y antidepresivos que, aunque en un principio puedan aliviar los síntomas, si no hacemos algo más, a la larga… son una mala solución.
Desde Enphorma Psicología, os recomendamos abordar este problema desde los primeros síntomas, pedir ayuda profesional y volcarse en hacer todo lo que esté en vuestras manos para controlar la ansiedad, empezando por técnicas de respiración y relajación, cambios en el estilo de vida si fuera necesario, meditación, acupuntura, ejercicio físico…
Desde el ámbito de la psicoterapia, nos pueden ayudar no sólo a identificar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento que mantienen la respuesta de ansiedad, sino también a desarrollar habilidades para controlar mejor nuestras emociones y las situaciones de estrés en general. Por ejemplo a través de la terapia cognitivo-conductual, la psicoterapia breve o la terapia de aceptación y compromiso.
La ACT se basa en la idea de que la lucha contra los pensamientos y emociones negativas puede ser contraproducente y, que la aceptación de estos pensamientos y emociones puede ser más efectiva para reducir la ansiedad y mejorar la calidad de vida. En la ACT, se trabaja con el paciente para ayudarlo a identificar y aceptar sus pensamientos y emociones, sin juzgarlos ni luchar contra ellos.
Además de la aceptación, la ACT también se enfoca en el compromiso, es decir, en ayudar al paciente a encontrar valores y objetivos importantes en su vida y a comprometerse en acciones que los apoyen, a pesar de la presencia de pensamientos y emociones negativas. EL COMPROMISO CON LAS ACCIONES QUE SE ALINEAN CON LOS VALORES DEL PACIENTE AYUDA A REDUCIR LA ANSIEDAD Y A MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA.
La ACT utiliza una variedad de técnicas, como la meditación, la defusión cognitiva (comprender la naturaleza de los pensamientos y romper la fusión entre nuestros pensamientos y lo que en realidad somos.(defusionar)), la exposición experiencial y la clarificación de valores, para ayudar al paciente a aceptar y comprometerse con sus pensamientos y emociones. Esta terapia también puede incluir ejercicios de respiración y relajación, así como la exploración de patrones de pensamiento y comportamiento que puedan estar contribuyendo a la ansiedad.
Suprimir la ansiedad completamente no sólo es imposible sino que nos pondría en serio peligro, pero sí podemos reducir el riesgo de que llegue a incapacitarnos seriamente y generar un trastorno de ansiedad. Y ¿cómo podemos contribuir a esto?
Es importante encontrar las estrategias que mejor funcionan para cada uno y ser muy constante para mantener la ansiedad bajo control.