Rocío Jurado tuvo que estar varias semanas ingresada en la clínica de Houston para recibir tratamiento contra el cáncer y su familia se desplazó hasta allí para acompañarla. Rocío Carrasco, Fidel Albiac, Ortega Cano, Amador y Gloria Mohedano; su marido, José Antonio; José Ortega Cano y Rosa Benito se instalaron ese tiempo en Estados Unidos… pero los gastos no corrían de su cuenta, según ha contado la hija de ‘La más grande’ en ‘En el nombre de Rocío’.
“Los gastos de Amador, Gloria, José Antonio, José y Rosa los paga mi madre”, ha dicho Rocío Carrasco. También ha revelado que ella y Fidel se pagaban los suyos.
La familia se alojaba en dos apartamentos que no tenían que pagar, ya que eran propiedad de un matrimonio mexicano amigo suyo. “Ellos nos brindaron sus dos pisos en un edificio maravilloso en Houston. En el de abajo vivían Ortega, Amador, Rosa y Paco [hermano del torero]; en el de arriba, José Antonio, Gloria, Fidel y yo”.
Hubo una época en la que era Rocío Carrasco quien acompañaba a su madre en el hospital por las noches, pero luego establecieron turnos. Se desplazaban con un coche que también les habían dejado, pero tenían que pagar la gasolina… y le pedían ese dinero y el de otros gastos a Rocío Jurado.
“Ella mandaba sacar dinero. Tenía un bolsito pequeño en el que tenía las llaves y el dinero. Para mí era una situación dantesca. Ella tener que estar en la cama de un hospital repartiendo dinero a cada uno”, ha recordado Rocío Carrasco.
Rocío Carrasco explica que el gran miedo que tenía su madre era morirse sola y no poder despedirse. Además, asegura que los Mohedano lo sabían y se aprovechaban de ello. "Una vez Fidel les dijo que parecía que hacían todo para ganar puntos, ellos le respondieron que todos los puntos que tenían que ganar, ya lo habían hecho".
Rocío Carrasco asegura que en el Hospital de Houston no hubo ninguna negligencia médica, tal y cómo insinuó Ortega Cano. “Me parece que es de ser muy desagradecido y osado, porque eso no es real. En la clínica de Houston con ella solo tuvieron cuidado, solo tuvieron buenas palabras”, cuenta. “Le trasmitían mucho amor desde los médicos y las enfermeras, se portaron muy bien con nosotros, decir eso es de ser muy desagradecido”.