Por qué con la calefacción te duele la cabeza
eltiempohoy.es
05/12/201816:42 h.Temperatura ambiente ideal
El tiempo nos trae de cabeza y en los últimos días del otoño, con el invierno a la vuelta de la esquina, más. Si hace unas semanas os contábamos cómo las bajas presiones (borrascas) tienen un efecto directo en la frecuencia de las migrañas, ahora toca abordar cómo el exceso de calor en los centros de trabajo y en los hogares también afecta a nuestra cabeza.
Cada uno tiene un termostato diferente, aunque las mujeres suelen ser más frioleras que los hombres, sin embargo, los expertos nos aconsejan, por activa y por pasiva, que el termómetro de las estancias en las que nos encontremos estén a 21 grados y que nunca superen los 23.
Flujos de aire, menos recomendables
Los sistemas de calefacción que mueven flujos de aire (convección) arrastran polvo y ácaros, por lo que no son los más recomendables para las personas que padecen de alergia. Asimismo, si nos excedemos en la temperatura estaremos contribuyendo a que el ambiente esté muy seco y eso afecta directamente a las vías respiratorias.
Si no existe un cierto grado de humedad en el interior, las defensas de la garganta se pueden ver afectadas y podemos terminar con un buen resfriado, que suele ir acompañado de molestos dolores de cabeza.
Buen grado de humedad
Los expertos recomiendan el uso de humidificadores en centros de trabajo donde a los sistemas de calefacción hay que sumar el calor que desprenden las personas, los ordenadores, impresoras y resto de aparatos electrónicos, que suelen estar encendidos durante toda la jornada laboral.
En casa puedes solucionarlo con unos recipientes de agua que debes colocar cerca de los radiadores, los hay específicos en muchas tiendas low cost, y no olvides revisarlos a menudo para comprobar que contienen suficiente agua.
Uso de humidificadores
Un ambiente seco en exceso puede ser el detonante de ciertas molestias, entre ellas el dolor de cabeza. Los sistemas de aire acondicionado mediante bomba de calor son los que más resecan el ambiente, mientras que los acumuladores eléctricos y los radiadores de agua, los que menos. Eso sí, no debemos relajarnos, los humidificadores que puede fluctuar entre el 20 y el 70% dependiendo de la época del año.
Bienestar térmico
Según el Reglamento de Instalaciones Térmicas de los Edificios (RITE), que puedes consultar en el web del Ministerio para la Transición Ecológica (Parte II Instrucciones técnicas), “la exigencia de calidad térmica del ambiente se considera satisfecha, si los parámetros que definen el bienestar térmico, como la temperatura seca del aire y operativa, humedad relativa, temperatura radiante media del recinto, velocidad media del aire e intensidad de la turbulencia se mantienen en la zona ocupada en los valores establecidos”, que se deben fijar en función de la “actividad metabólica de las personas, su vestimenta y el porcentaje estimado de insatisfacción”.
Es decir, en invierno, sentados con ropa ligera y realizando una actividad liviana, la temperatura interior debe ser de entre 21 y 23 grados y con una humedad relativa de entre el 40 y el 50%. Asimismo, dentro de estos parámetros se admite una humedad de un 35% en condiciones extremas de esta época en períodos cortos de tiempo.
Confort higrotérmico
De esta manera, alcanzaremos el confort higrotérmico, una sensación de comodidad que surge de un microclima que evita la reacción del cuerpo ahorrando gastos de energía. No solo depende de la temperatura del aire, también de la radiación de los materiales que nos rodean, como las paredes y los suelos; corrientes de aire, la temperatura del ambiente y la tensión de vapor del aire.
Hay que tener cuidado con la humedad porque en exceso también afecta a nuestra salud. Existen varios estudios que avalan la aparición de ciertas patologías en ambientes con demasiada humedad como asma, alergias, agravamiento del reuma, disnea y enfermedades del aparato respiratorio en niños. En estos casos, se aconseja llevar a cabo una ventilación adecuada, utilizar extractores de aire, deshumidificadores y que los marcos y ventanas sean de materiales resistentes a estas condiciones meteorológicas.