Martín y Cristina llegaron a Peñafría con el propósito de tomarse un año sabático y concebir un hijo en este periodo. Pensaron que el pueblo soriano sería la solución para dejar atrás sus ajetreadas vidas además de su adicción al trabajo. Pero pronto ambos sintieron la necesitad de seguir realizando sus vocaciones... aunque prefirieron no comentarlo entre ellos.
Martín aprovechó que el hotel rural de Peñafría pasaba por una crisis para echar una mano en la cocina. Desde entonces había estado con Laura mano a mano creando los menús del hotel. Por su parte, Cristina atendió en primer lugar a Arsacio en una urgencia médica, pero pronto descubrió que podía ser dentista a domicilio y comenzó a ampliar la clientela.
Mientras la coartada de Martín era que se iba a dar paseos con la bici, la de Cristina era que estaba recorriendo el pueblo haciendo senderismo. Pero cuando un día se le unió su marido, Laura, Carla y Hugo, todo se vino abajo. Cristina no pudo ocultar durante mucho tiempo que no tenía ni idea de senderismo y un suceso con su mochila hizo que Laura fuese la primera en darse cuenta de lo que estaba pasando, aunque le guardó el secreto.
Sin embargo, Martín escuchó a Cristina decir que nunca había hecho senderismo, así que le exigió explicaciones. Ella acabó confesando la verdad y él se indignó. Pero más se indignó Laura al ver que pensaba irse de rositas así que destapó que él también estaba trabajando. La pareja descubría así que ambos se habían estado mintiendo.