El Tribunal Supremo está revisando la condena de El Chicle por el asesinato de Diana Quer. En un momento crucial del suceso, 'El programa de Ana Rosa' muestra las imágenes de la reconstrucción de los hechos por parte del asesino.
Las imágenes están en manos del programa desde hace meses pero no se emitieron por petición del padre, ya que estaban siendo analizadas por los jueces. Ahora, con el beneplácito de la familia, se puede ver cómo El Chicle volvió a la nave y contó cómo escondió el cadáver de Diana Quer con pelos y señales.
Una de las imágenes más impactantes es concedida por la UCO, en el que se ve cómo los agentes entran en la nave, junto a El Chicle, y un perro agente que olfatea toda la superficie. Cuando el animal huele restos biológicos, se tumba encima del pozo y marca al guardia civil, dándole a entender que ahí está escondido el cadáver de Diana casi un año después.
El asesino de Diana Quer recreó la escena al completo. Junto a los agentes, el asesino explica dónde aparcó el vehículo y cómo abrió la puerta de la nave: "Yo lo que quería era sacar el cuerpo del coche cuanto antes".
Tal era su estado de nerviosismo que cargó con el cadáver y lo introdujo rápidamente en la nave, sin percatarse di alguien le podría haber visto: "En ese momento ni pensé". En el interior del edificio, El Chicle da detalles de que todo estaba oscuro, que las cristaleras estaban empapeladas, por lo que "tuve que tirar de una de ellas" para que entrara luz.
El asesino se acerca al pozo y explica que él no sabía que había en el interior de éste: "No sabía si tenía agua, si no tenía...". Además, ante las preguntas sobre si Diana Quer podría estar viva, el acusado contesta: "Cuando la cogí seguía igual, no reaccionaba".
El Chicle empieza a mostrar paso a paso lo que hizo. Primero señala unos cables del techo, de los que asegura que arrancó para usarlos de cuerda. Luego, se va hacia una pared donde habían unos ladrillos y comenta que son los mismos que usó para adjuntarlos al cadáver de Diana.
"Lo amarré así, el pozo estaba lleno", dice nervioso. Luego, comenta que ató el ladrillo al cadáver y lo dejó caer en el interior del pozo hasta que se hundiera. Una vez cerrado el agujero, se fue al vehículo y se percató de que se había dejado en el asiento de atrás las pertenencias de la víctima: el móvil y su bolso.
El asesino cuenta claramente que volvió hasta la nave de nuevo, abrió el pozo y lanzó los objetos al agua: "El bolso se quedó flotando". Tras eso, regresó a su domicilio donde se duchó y se acostó, añadiendo que: "Las manos me olían todavía a gasoil".