'El programa de Ana Rosa' entrevista a Carlos Sardinero, abogado de la cajera que fue apuñalada por Noelia de Mingo. Tras emitirse todas las imágenes del interior del supermercado en las que la detenida apuñaló sin compasión a dos empleadas, el defensor de éstas analiza todos los detalles.
Carlos Sardinero empieza hablando sobre el estado de salud de Virginia, la cajera que fue apuñalada por Noelia de Mingo: "Tiene unas secuelas muy graves que le afectan a la pierna, a órganos internos y todavía continúa de baja. Además, desde el punto de vista psicológico no se ha recuperado tampoco, tiene estrés postraumático y siempre está con el interrogante de por qué ha ocurrido".
El letrado define el perfil psicológico de Noelia de Mingo: "Ella tiene esquizofrenia paranoide, le afecta de forma muy severa, sufre delirios y es muy peligrosa porque dentro de ese delirio continúa conservando su inteligencia, que no es poca, ya que planifica y ejecuta". Un hecho que la criminal realizó también en el año 2003 en la Fundación Jiménez Díaz y del que el abogado destaca de aquella tragedia: "Ella lleva el cuchillo escondido y lo saca por sorpresa. Cuando ve una oposición férrea, desiste; cuando lo ve fácil, apuñala. Recordemos que a una víctima le dio 13 puñaladas, siempre va buscando órganos vitales porque quería matar y mató".
El abogado quiere dejar claro que "Noelia de Mingo conserva la inteligencia, no actúa de forma desordenada y actúa con una falta de empatía completa". Luego, Sardinero añade sobre el último suceso en el supermercado de El Molar: "Esta vez quería matar porque iba con un cuchillo con una envergadura y longitud muy importante... Iba preparada para matar, saca el cuchillo en el último momento y asesta la primera puñalada, luego encuentra otra víctima...".
Carlos Sardinero se encargó de defender a todas las víctimas de Noelia de Mingo cuando se enteraron de que ésta salía en libertad después de la carnicería de 2003: "Cuando se pasó a libertad en 2017, yo ya lo dije, que quizás los psiquiatras estaban siendo demasiado confiados. Nadie podía garantizar que pudiera repetir esta conducta".
"Noelia no es alguien que se enfada y rompe un libro o un objeto, sino que ella cuando se descompensa, mata... y menos en las manos que iban a controlar todo eso que era su madre con 82 años", dice resignado el letrado. Por último, Sardinero apunta sobre el caso: "Si en 2003, que su madre era mucho más joven no supo detectar esos delirios, qué habilidades o competencias tenía ahora después de 18 años para detectarlos y controlarlos".