‘El programa del verano’ aporta datos sobre el perfil del presunto asesino de Manuela Chavero. Según los informes de la Guardia Civil “se había obsesionado con ella y quería agredirla sexualmente".
Según las autoridades, cuando el presunto asesino llamaba a una prostituta le dejaba claro sus deseos: “Insultarla, agarrarla del pelo, escupirle, producirle arcadas, orinarle y hacerle morir de dolor”. En adición a esto, una chica que practicó sexo con él cuenta: “Me cogió de la coleta y me dio un fuerte tirón de pelo y del cuello, me hizo mucho daño”.
Expertos de la sección de análisis de comportamiento delictivo de la guardia civil se han trasladado a su ciudad para charlar con el entorno del presunto asesino. Han descubierto que contrató los servicios sexuales de una pareja dejando claro al varón que su esposa: “Tiene que quejarse, encogerse, dolerle y pasarlo un poco mal durante la relación sexual, porque ese es el morbo que tiene”.
Por último, los guardias civiles expertos en criminología relatan que “El agresor presenta un trastorno por sadismo sexual que le hace tener una excitación sexual intensa derivada del sufrimiento de otra persona”.