"Jesús deja de respirar, por momentos, es hora punta", así denuncia Isabel Roy mujer de un paciente enfermo de ELA la subida continúa de la luz que afecta más que nunca a las personas que necesitan de esta energía para vivir. 'El programa de Ana Rosa' entrevista a Isabel Roy que lucha día a día por personas como su marido, un enfermos electrodependiente desde 2006 que necesita la luz para poder vivir cada segundo.
La subida de la luz ahoga a familias como la de Isabel, que unido a los gastos cotidianos, tiene que hacer frente al extra que supone el día a día de una persona enferma. Jesús depende no solo de un respirador sino, también, de otros aparatos eléctricos: "Para su calidad de vida, necesita una serie de cosas...respiradores, un colchón o una almohada y todo necesita luz para funcionar". Su mujer ha tenido que renunciar a su vida laboral para poder atender minuto a minuto las necesidades de Jesús: "No podemos escatimar en cuidados". Familias como la de Jesús e Isabel que cada día se ven afectadas por la imparable subida que duplica facturas que ya son insostenibles: "Mi factura ha subido en 241€, no sé que nos vendrá en Diciembre". Además, Isabel es vicepresidenta segunda de Remps, Red Española de Padres y Madres Solidarios, asociación que le permite estar más cerca de casos como el suyo y que ocupan un segundo lugar en la sociedad.
Ante la situación que vive en su casa Isabel declara cómo se siente: "Estamos desahuciados de la sociedad, no tenemos tratamientos para cuidarlos y tampoco para tener calidad de vida". Sin duda, un testimonio desgarrador que da visibilidad a familias como la de esta pareja que, desesperados, piden más ayudas y atención para personas como Jesús que depende de esta energía para respirar.
Isabel no tiene vida tan solo unas pocas horas a la semana: "Las horas que tengo libre las utilizo para descansar o despejarme, no puedo viajar, toda mi vida gira en torno al afectado". Una vida que lleva más de 10 años viviendo en primera línea y ni tan siquiera las ayudas que recibe su marido, la misma desde que se le diagnostico la enfermedad, le sirve para poder vivir con normalidad dentro del delicado estado de Jesús que se encuentra en grado 3 de su enfermedad. Su mujer cuenta con la ayuda de una chica que le facilitar las tareas de cuidado, unos cuidados que requieren una atención sin descanso.