Mª José Carrascosa: “Sufriría lo mismo mil veces por salvar a mi hija”
telecinco.es
05/09/201711:53 h.Ana Rosa Quintana ha comenzando la 14ª temporada del programa con una entrevista a María José Carrascosa, la abogada valenciana que pasó casi 9 años en la cárcel y dos años más retenida en Estados Unidos por traer a su hija a España sin contar con el permiso de su padre. Carrascosa ha denunciado la corrupción en el juicio que tuvo en Estados Unidos, el "infierno" y las palizas que sufrió en la cárcel en la que convivió con asesinas en serie y su feliz reencuentro con su hija, sus padres y su hermana después de estar once años sin verlos.
¿Qué sentiste al volver a ver a tu hija?
Me temblaban las piernas, el cuerpo, estaba llena de ansiedad y muchísima alegría a la vez. También sentía un poco de paz, era un cúmulo de sensaciones.
¿Cuántas veces soñabas con ese abrazo a tu hija?
No había día que no soñase con reencontrarme con mi hija y con mis padres, pero sobre todo con mi hija. Ella también ha sufrido mucho, pero me daba una tranquilidad inmensa saber que estaba con mis padres y mi hermana durante mi ausencia.
¿Cuántos besos le has dado a tu hija desde que ha llegado?
No los he podido contar y le daría más.
¿Has dormido?
Cuando están todos dormidos en casa, me levanto para verla dormir y arroparla. El día anterior a partir tenía la convicción de que me iba para 21 días, la puse en la cama y la arropé y le dije ‘Mami está en tu corazón y tú estás pen el suyo’. No podía ni imaginarme lo que iba a suceder después.
Estos once años han sido…
Un calvario, una tortura psicológica y física diaria.
¿Qué ha pasado desde el abrazo?
He estado mirando alrededor mío constantemente para asegurarme de que no estaba viviendo un sueño y todo era real. Necesitaba tocar a mi hija, a mi padre, a mi madre, a mi hermana… Necesitaba poner los pies en tierra firme. He engordado ya dos kilos, la paella valenciana y la horchata ya está haciendo sus efectos (risas). Lo más importante ha sido la paz mental que siento ahora.
Cuando te dan la condicional puedes por fin ver a tu hija a través de Skype
Me dijeron los periodistas que si quería hablar por teléfono y el Padre Antonio me mostró un iPhone. No sabía lo que era eso. Durante esos casi 9 años he estado en una cueva, no tenía contacto con la sociedad ni con lo que estaba pasando, ni me imaginaba la evolución tecnológica que estaba pasando. Fue un shock ver a mi hija con 15 años, la última vez que la vi, ella tenía 6.
¿Cómo la viste?
Estaba mayor, muy adolescente. Estaba muy molesta porque nos robaron a mi hija y a mí todos esos años. Nos han robado los once años de su niñez y adolescencia. Tenemos mucho tiempo que recuperar, pero…
¿Por qué volviste a Estados Unidos?
Este individuo (su ex, Peter Innes) estaba casado, se presentó ante la vicaría con un documento falso. Había bigamia, fraude matrimonial y el matrimonio se declaró nulo. España dio efectos civiles a la nulidad, pero este señor tenía más interés en mis bienes y los bienes de mis clientes que otra cosa, así que se fue a relitigar lo que aquí ya se había litigado.
¿No te imaginabas lo que iba a ocurrir?
No, el juez fue el que me invitó a ir al Estado de Nueva Jersey para defender el divorcio y, confiando en él, me fui con la resolución en España que me daba la razón en todo y la custodia de mi hija.
¿Al llegar no sabías que tenías una orden de busca y captura?
En ese momento no me pudieron arrestar porque bajo convenios internacionales tenía la ley. Puse una demanda contra el juez en el juzgado del distrito y eso le enfadó. Tuve que esconderme en un apartamento de mis excriados. Ellos me acogieron.
¿Y de repente te ves en la cárcel?
El juez no me dejó presentar una defensa y me dio un apercibimiento de 10 días para que devolviera a la niña a su padre. Como buena española y de sangre latina, le puse en su sitio al juez como correspondía. Me dijo que me iba a encarcelar si no lo hacía y le conteste que se podía ir buscando una ‘chaisse-longue’ porque no pensaba hacerlo.
Y entonces te meten en prisión preventiva...
El juez tenía ganas de venganza porque yo puse una denuncia con pruebas de que estaba siendo amañado y pedí que se le investigara por corrupción. A los 9 días vinieron una patrulla de 16 policías con las pistolas desenfundadas diciendo que me separara del ordenador o me disparaban, tuve la suerte de que había un teniente que era buena persona y me pidió que me entregara. Le mostré los documentos del juez. Si no me hubiera separado del ordenador, me habrían disparado.
Fue victimizada primero por mi maltratador y volví a ser maltratada y abusada. Mis derechos humanos fueron violados y maltratados por un sistema.
¿Cómo era tu día a día en la cárcel?
Mi vida en la prisión ha sido un infierno en vida, rodeada de criminales y psicópatas. Yo era una cría cuando se me arrestó y ahora de golpe y porrazo se me han tirado 20 o 25 años. He estado rodeada de asesinas seriales, entre ellas Jacqueline Moore, la ‘viuda araña’, y criminales condenadas a pena de muerte y cadena perpetua. Hicieron correr la voz contra mí y sufrí muchísimo. He sido agredida por pandillas por encargo. Facilitaron cartones de leche que una agresora pudo congelar y me golpeó la mandíbula. Desde entonces he tenido muchos dolores de cabeza
¿Qué comías en prisión?
Basura, lo del McDonalds y Burger King comparado con lo de la cárcel es caviar. Esa comida es un castigo incesante. Sabe a plástico y te la sirven a veces con insectos. Eso es un castigo físico y psicológico.
¿Podías leer o ver a alguien?
Tenía prohibida las entradas y me robaban las cartas de entrada y salida. Mucha gente vino a personarse para poder verme. En los primeros tres años y dos meses no vi a nadie.
¿Qué ocurrió durante el juicio?
Cuando leyó la sentencia, el juez Venezia me dio la “oportunidad” de dirigirme a la corte y aproveché para exponer mi récord porque de los 14 abogados que tuve, ninguno me defendió. Teníamos pruebas de que mis testigos presenciales habían sido intimidados, los llevaron a la casa del policía Carlos Tapia y a fuerza de puños y golpes les hicieron retractarse y les amenazaron con meterles en la cárcel si declaraban en mi defensa.
Tu familia se tuvo que hacer cargo de los gastos de los abogados
En el ‘dream tema’ de su equipo de abogados, O.J. Simpson se gastó 4 millones. Mi familia y yo nos hemos gastado 3.600.000 euros en una defensa que no fue tal. Lo que hicieron fue falsificar documentación supuestamente proveniente de juzgados españoles y dijeron que estaba cometiendo perjurio y desacato a la autoridad.
Tu familia no te ha abandonado en ningún momento...
Esperemos que estos 11 años de guerra no sean olvidados y sirvan para apoyar a Carmen Palomino y Juana Rivas. Me parece escalofriante y temerario lo que están haciendo con ellas. Mi hija está sufriendo muchísimo. El maltrato contra ellas no se acaba. El psicópata no descansa hasta ver a su víctima muerta. Es una responsabilidad de la sociedad y de los jueces. Quiere aplastarte y pisotearte como a una cucaracha. He tenido que permitir que mi piel se convirtiese en piel de cocodrilo porque si no, no habría sobrevivido. Gracias a nuestro Señor que no me ha abandonado, me he acogido a su fe y gracias a él y a la Iglesia que ha peleado a mi lado y a los medios de comunicación, estoy aquí.
Estos doce años han sido muy duros...
Lo peor era no poder saber cómo estaban mis padres y mi hija, pero lo volvería a sufrir no una, sino un millón de veces por salvar a mi hija.
¿Vas a volver a Estados Unidos?
Los que se han portado muy mal es un grupo muy reducido de criminales que han prostituido sus cargos públicos. En España se hizo justicia, las decisiones de los juzgados españoles fueron muy bien meritadas.
Tu hija está aquí a punto de cumplir la mayoría de edad
Quisiera resarcir a mis padres, pero no va a haber forma. Mi madre está enferma y mi padre. Voy a demandar al Estado de Nueva Jersey hasta el último chavo.
¿No preferirías dejarlo a un lado?
No es cuestión de venganza o resentimiento. Es cuestión de obligación. Para que no se pueda volver a repetir mi caso, se precisan nuevas leyes. Crímenes contra mujeres madres no pueden dejarse impunes. Hay una grandiosa necesidad de que se pasen nuevas leyes para castigar a los sirvientes públicos que amañan un caso.