José Roselló, el padre de Julen, trata de recomponer su vida. Tres meses más tarde de que el niño de 2 años falleciera tras caer por un pozo en Totalán, Málaga, concede su entrevista más personal hasta el momento.
De forma sosegada, habla de la investigación para determinar las responsabilidades sobre la muerte de su hijo y la relación que tiene con Antonio Serrano, el dueño de la finca en la que falleció su hijo y único imputado en el caso por un posible delito de homicidio imprudente. También opina sobre la decisión de la jueza de no permitir el cara a cara que los abogados de éste solicitaban.
Por primera vez José comenta cómo se ha resentido la relación con parte de su familia o cómo se ha unido a su mujer. Él y Vicky no podrán ser felices nunca más, dice, pero seguirán luchando. José sigue sin poder quitarse de la cabeza el agujero del pozo por el que se precipitó Julen. “Era una trampa mortal, invisible”.
También habla con la periodista Noelia Otero de la defensa de David Serrano, el propietario de la finca, que sostenía que Julen habría muerto por los golpes de una piqueta en las labores de rescate. “La defensa de David salió diciendo que apoyábamos ese informe sin hablar con nosotros y era mentira que lo apoyábamos. Lleva atacando desde el primer día: al pocero, al cuerpo del rescate, dudando de la profesionalidad de cuatro forenses. Ya no nos sorprende nada de David”.
El padre de Julen cuenta que el dueño de la finca no le mostró ese pozo para advertirle del peligro y se reafirma en lo que declaró al juez. “Si me enseña eso y no lo tapa él, lo tapo yo. Era una trampa mortal, invisible. Si eso está bien tapado, es imposible que un niño entre ahí”. “Sobre la parte moral, no puedo calificarlos porque no puedo decir lo que pienso”. “Tiene todo su derecho a defenderse, la verdad es la verdad y solo tiene un camino”.
Durante la entrevista, José se sincera y muestra su lado más íntimo. Dice que desde el trágico, él y su mujer solo pueden "sobrevivir, intentar que los días no se hagan muy largos". También habla de lo duro que ha sido el proceso de la investigación de la muerte de Julen: "Hemos tenido que ver imágenes y cosas que hacen daño. El mayor peligro que veía era que mi hijo pudiera tropezar y caer. Estaba a solo cinco u ocho metros, no como dice la gente".
"Mejores padres que nosotros no ha habido. Pueden preguntar cómo cuidábamos a nuestros hijos, cómo los educábamos, los queríamos y los hemos mimado. Por desgracia la vida no nos ha dejado terminar", añade. Además habla de cómo ha afectado a su familia este suceso: "Del 90% de mi familia estoy orgulloso, del otro 10% estoy dejando de creer desde hace dos meses y medio".
Por último, el padre de Julen agradece el apoyo y cariño que ha recibido desde que falleció su hijo y habla de su relación con Vicky, su pareja desde hace 15 años. "Llevamos juntos desde una fecha muy fea para el país, desde el 11-M, y desde ahí hasta que muramos. Felices no vamos a poder ser, pero amor y cariño no nos va a faltar a ella ni a mí por su parte".