David Serrano, dueño de la finca donde murió Julen, ha dado una entrevista un año después de que ocurrieran los sucesos, donde él tiene claro que ese día su vida también se rompió: “Maldito sea yo y maldito sea ese día. Mi vida se la llevó el niño”. David Serrano dice está roto desde ese día, considerándose él y su mujer también como víctimas. Por otro lado, David, ha criticado las labores de rescate, los cuales no cree que fueran eficientes: “Allí se dio palo de ciego tras palo de ciego”.