El padre de Britney Spears ha comunicado este jueves que va a renunciar a la tutela legal de su hija, aunque no ha fijado una fecha. Desde 2008, Jamie Spears, padre de la cantante, ha supervisado por decisión judicial las finanzas, la agenda y hasta los detalles más minúsculos de la vida de la estrella del pop, después de que esta sufriera un colapso nervioso cuando se encontraba en el huracán del ojo público.
"Señoría, mi padre debería estar en la cárcel", dijo la cantante el pasado junio ante la jueza en una audiencia en la que denunció los abusos laborales a los que había sido sometida y donde amenazó con demandar a su familia por lo que le ha hecho.
El progenitor señaló que ya tenía intención de abandonar la tutela antes de que su hija contratase a su nuevo abogado, Mathew Rosengart, hace un mes, tras recibir el visto bueno de la jueza que supervisa su caso. Hasta ahora, la cantante siempre estuvo representada por un letrado designado.
Se trata de un paso más en favor de la voluntad de Britney, que llevaba meses expresando un fuerte rechazo a su padre y llegó a asegurar que quería denunciarlo por abuso.
Sin embargo, Jamie Spears negó que existan razones para su dimisión y aseguró que solo se produce por la presión pública ejercida contra él. "Aún cuando el señor Spears es el blanco incesante de ataques injustificados, no cree que una batalla pública con su hija por su servicio como tutor sea lo mejor para ella", indicó en el documento.
A pesar de que la retirada no será inmediata, y de que antes tendrán que completarse procedimientos como una revisión de las cuentas de Britney, el representante de la cantante celebró la noticia como una victoria.