Lucía intenta convencer a Juan para que firme los papeles que le dejan como dueño absoluto de la empresa de transporte que gestiona junto a su hermano. Ante la insistencia de su cuñada, Juan explota y le pide que le cuente la verdad. Cuando Lucía le dice que es una testigo protegida y que tendrá que marcharse lejos junto a José y Samuel, Juan se derrumba y le pide que no se marche: “No te vayas, te lo suplico, no puedo vivir sin ti”.