Lucía no da crédito. Está en mitad de la noche, en un bosque y María está viva. José intenta tranquilizarla y le cuenta que hizo todo junto a la policía y a sus espaldas para no ponerla en peligro y, sobre todo, para que Joao dejara libre a Samuel. Eso sí, se acaban de convertir en testigos protegidos, por lo que tendrán que irse lejos del pueblo y comenzar de cero con nuevas identidades.