Nos encontramos en una semana en la que alcanzaremos el punto álgido del verano, la canícula, ese periodo que abarca del 15 de julio al 15 de agosto y que, en teoría, corresponde a los valores máximos de la estación. No cabe la menor duda de que estos se han anticipado unas cuantas semanas. Y es que los últimos siete días han vuelto a ser de calor extremo en buena parte de la Península.
No solo se han batido máximas absolutas para un mes de julio, como los 45,8 grados en Xátiva (Valencia), sino que nos hemos quedado cerca de batir el récord alcanzado por Murcia en julio de 1994, situado en 47,2 grados.
De hecho, si se cumplen los pronósticos, Madrid pulverizará un particular récord esta semana: el máximo número de días (12 hasta ahora) con una temperatura máxima oficial por encima de los 35 grados. Ocurrió en 1991 (ni siquiera en los veranos más tórridos de los años 1995 y 2003). Es probable que la temperatura en la capital no descienda de ese valor hasta finales de semana superando esa cifra. Los modelos insisten en la presencia de la masa de aire cálido sobre nosotros con ligeros movimientos pero sin dejar de salir de su radio de acción.
Por tanto, volvemos a preguntarnos ¿por qué hace tanto calor este mes de julio? Hemos tenido un arranque de verano con valores excepcionalmente altos, entre 8 y 10 grados por encima de lo normal, un dato que para un país como el nuestro, con un clima de carácter continental en buena parte del interior peninsular (inviernos fríos y veranos secos y muy cálidos) es digno de destacar.
En el siguiente gráfico de uno de los modelos de predicción más común entre los meteorólogos, el GFS, se observa con claridad cómo España y Europa occidental muestran temperaturas más cálidas desde finales de junio. Esta tendencia se ha ido acentuando hasta el término de la segunda semana de julio. Los modelos indican que las temperaturas deberían irse normalizando conforme nos acerquemos al mes de agosto, con desviaciones de temperaturas más 'normales', entre 1 y 3 grados y nunca de forma generalizada.
El siguiente mapa recoge uno de los puntos álgidos de la primera ola de calor del verano en toda Europa.
¿Es el verano más cálido desde que hay registros? Es cierto que hasta que no acabe no se podrán sacar conclusiones definitivas. Sin embargo, una de las posibles explicaciones a un verano extremadamente cálido podríamos encontrarla en la oscilación del 'jet stream' o la corriente de chorro que regula buena parte de nuestro clima en las diferentes estaciones del año.
Una de las consecuencias de este desplazamiento es una dorsal de altas presiones sobre el país que hace de pantalla e impide que entren frentes y borrascas. Genera mucha estabilidad y favorece el calentamiento solar que ha provocado estas temperaturas tan altas. En el gráfico, la representamos:
Existen dos corrientes en chorro, que rodean el planeta circulando en esta dirección y que, por ejemplo, influyen también en la duración y la ruta de los vuelos internacionales.
Las dos corrientes en chorros circulan por encima y por debajo de nosotros y, periódicamente, sufren alteraciones en sus recorridos y ascienden o descienden de latitud determinando inviernos y veranos más o menos fríos. Por poner un ejemplo, el invierno 2009/2010 registró un elevado número de días con nevadas en diferentes capitales europeas. Madrid, sin ir más lejos, con cuatro días de nieve cuajada en el suelo. El desplazamiento hacia el sur de la corriente en chorro desde el Ártico determinó un patrón de invierno más frío de lo normal en el sur de Europa con temperaturas sensiblemente inferiores en entre los meses de diciembre y marzo.
Esta misma corriente de chorro es la que ha golpeado durante el pasado invierno el noreste estadounidense y, especialmente, la región de los Grandes Lagos con temperaturas de hasta -47 grados en el frío estado de Minnesota y -34 en estados vecinos.
Lo mismo que sucede en invierno puede ocurrir en verano. La corriente en chorro subtropical oscila hacia al norte y empuja las masas de aire muy cálido alojadas habitualmente sobre el continente africano hacia Europa. Primero, se instalan en el suroeste, afectando a la Península Ibérica, sur de Francia, y países alpinos y, posteriormente, pueden desplazarse y abarcar buena parte del continente. Es lo que sucedió los primeros días de julio con temperaturas récord en capitales como Londres o París. Alemania alcanzó la temperatura más alta desde el año 1881 en que comenzaron los registros: la ciudad de Kitzingen en Baviera, con 40.3 grados el pasado 5 de julio.
La corriente en chorro potencia un cambio de patrones de forma temporal y periódica. En lo que llevamos de 2015, en España, este desplazamiento de la corriente en chorro ha favorecido que los vientos soplen de dirección sur en nuestro país y en buena parte de Europa. Como muestra, tan solo recordar que los meses de marzo, abril, mayo y junio han sido más cálidos que la media con desviaciones notables en algunos casos, como el del mes de mayo (2,4 grados por encima del valor medio, situado en 16,6) o, de junio con una media en España de 22,5 grados, 1,6 por encima de la media, según los datos oficiales facilitados por AEMET.
Hasta ahora, científicos y meteorólogos internacionales han detectado que el patrón de este verano 2015 se viene repitiendo con mayor frecuencia en nuestro país, Asia occidental y algunas partes de América del Norte. Aunque no han alcanzado un consenso acerca de los porqués consideran que el calentamiento del Ártico puede ser una de las principales causas.
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* Marcos Fernández (@marcosfdezfdez) es periodista especializado en Meteorología.