Otro episodio que ha marcado la vida de Omar Montes y que cuenta en su docuserie ‘El principito es Omar Montes’ en Amazon Prime Video, es su iniciación en el deporte. Tras sufrir bullying en la infancia y vivir un completo infierno durante una buena temporada, el cantante encontró una salida. Fue gracias a su primer amigo, Daniel Yagüe, que le enseñó que hay otro camino en la vida y que no hay que rendirse nunca. Y ese camino era el boxeo. Omar, antes de conocer a Daniel, estaba hundido en una depresión muy grande por el acoso y gracias a este deporte “resucitó como el ave Fénix”, según explica.
“Me di cuenta de que el boxeo podría ser fácilmente el salvavidas de mi vida”, cuenta. Daniel ya entrenaba con su padre y un día el cantante se fue con él. A Omar le encantó y empezó a entrenar muy en serio. “Se obsesionó con el deporte”, cuenta su madre. Comenzó sus inicios con Manolo Del Río y ganó casi 40 o 50 peleas. Tiempo después, entrenó con el boxeador Fernando Yagüe, padre de su amigo Daniel. Necesitaba un cambio y gracias a él conoció “el boxeo más fino”. En ese momento, Omar empezó a tener confianza en sí mismo y fue campeón de Madrid y de España.
Su madre y su abuela no le apoyaban con el boxeo y los combates porque sufrían mucho viéndole. Pero el padre de Omar también era boxeador, y eso les unió. “No se perdió ninguna pelea. Siempre estaba ahí”, recuerda. Durante esa época, Omar tampoco tenía muchos ingresos y tuvo que buscarse la vida. Empezó a trabajar de seguridad, pero en ese momento, su vida dio un giro de 180 grados.
“Tengo que intentar buscarme la vida bien para que mi hijo no pase hambre”, es lo primero que pensó Omar cuando supo la noticia. “Fue una sensación… de las mejores de mi vida”, recuerda cuando le vio por primera vez. A raíz de esto momento, todos sus planes cambiaron. Tuvo que compaginar varios trabajos con el cuidado de su hijo. Pero el boxeo no lo dejó, es más, se metió en las peleas nocturnas para poder sacarse un dinero y salir adelante.
Se enfrentó a los más fuertes, ganando casi todas las peleas, pero tampoco le compensaba: “Salía con la cara desfigurada de casi todos los combates”. Ese y otros motivos le llevaron a colgar los guantes. Aunque no para siempre, ya que el cantante sigue entrenando todos los días y lo seguirá haciendo mientras pueda porque es algo que le apasiona.