Esther tenía que elegir un producto entre seis y encontrar su ‘gemelo’ en precio, estaba en juego un impresionante crucero por el Caribe. Con la inestimable ayuda de su marido, Esther a penas dudo en elegir producto y en encontrar su gemelo. “Me fío de mi marido que es el que hace la compra”, decía la concursante al seguir las indicaciones que le llegaban de la grada.
Efectivamente, los productos que había elegido tenían el mismo precio y se llevaba el crucero por el Caribe. “¡No sabes que contenta estoy, Carlos!”, decía Esther después de ir corriendo al público a abrazar a su marido.
Y todavía tenía la opción de jugar en el escaparate final, pero no tuvo tanta suerte. Pablo fue el concursante que se enfrentó a la última prueba donde se jugaba una moto eléctrica, conjunto de modernos electrodomésticos, un viaje de ocho días para dos personas a Cuba y un coche tipo SUV… y además, con un bote de 37.000 euros.