Años más tarde de la muerte de Rocío Wanninkhof, concretamente el 14 agosto de 2003, se produjo una nueva desaparición, esta vez en Coín. Se trataba de una joven de 17 años, Sonia Carabantes.
Encarna Guzmán, madre de la víctima, cuenta cómo vivió las primeras horas de su desaparición: “Era la feria de Coín, salimos y por la mañana, cuando miré la cama, no estaba mi niña. Llamé a sus amigas y me dijeron que la habían dejado en casa, pero aquí no llegó”.
Las circunstancias del hecho activaron las alertas. Desapareció en una calle, a escasos 50 metros de su casa, y había restos de sangre en la acera. Todo recordaba a lo que sucedió cuando desapareció Rocío.
Dolores estaba en casa de una amiga con el televisor puesto. Al ver la imagen de Sonia, no pudo evitar acordarse de Rocío: “Se parecía mucho y me quedé helada. Las mismas facciones, el estilo, dos chicas jóvenes… Pensé: ‘Tiene que ser la misma persona”.