La mesa puesta, la tele encendida, los móviles en la mesa, los platos con comida… así se encuentra la casa una vecina de Pedro, Susana y Luisa. Algo ha ocurrido. Grupo 2 comienza a investigar la desaparición. Sonia y Sebas son los primeros en acudir a la casa para recabar información, pero la única persona que les puede ayudar en ese momento es la hija menor de la familia.
Vero está recluida en un centro de internamiento de menores por agredir a su hermana (casi le saca un ojo). En redes sociales, la menor ha sido muy explícita, le ha deseado la muerte a su familia en más de una ocasión, “una joya”, así la ha calificado el comisario a la joven.
Los investigadores van a intentar hablar con ella pero la menor no está dispuesta a colaborar con los agentes. Sebas y Sonia se centran también en investigar a la hermana de Pedro, ella vive cerca pero ahora no tienen nada de relación.
Sonia encuentra la manera de llegar a la adolescente, le trae a su gato, alguien muy especial para ella. Y Vero se derrumba, “creo que he matado a mis padres, me odiaban”, revela entre lágrimas. Ella es la pequeña y se lleva ocho años con Luisa. Según la menor, su nacimiento llegó en el peor momento, “cuando no debía”, ha asegurado, como ese día. Ese día también “llegué en el momento menos apropiado”. Tras la muerte de su abuela, su padre recogió sus cosas y entre esas cosas encontró algo inesperado: unos diamantes.
Pedro, Susana y su hija Luisa acordaron no decirle nada a nadie sobre la existencia de esos diamantes, ni siquiera a Vero, ella se lo contaría a todo el mundo y se los robarían.
Como odiaba a sus padres y a su hermana, decidió contárselo a su tía para que tuvieran que repartirlos… Algo que tiene que ver con su desaparición.