Irán no partía, a priori, como favorita en este partido. Sin embargo, hizo valer su vitola de campeón de la división asiática y mostró que si fue la segunda selección en clasificarse para el Mundial de Rusia no fue por fruto de la casualidad. En un encuentro que se antojaba con muchas ocasiones de peligro para Marruecos, Queiroz quiso arriesgar con una defensa de tres.
Las posiciones medias de la defensa iraní muestran como Queiroz ganó el duelo en los banquillos. Si bien la selección marroquí perdió las posiciones en defensa, los centrales iraníes fueron fieles a las ordenes de Queiroz y aunque adelantaron las líneas, siempre permanecieron en formación de tres, y de cuatro en algunos momentos del partido, y no dejaron en ningún momento vendido a su portero.
Pese a que la solidez defensiva fue donde destacaron, también supieron elegir los momentos idóneos para volcarse en ataque. Como muestran los mapas de calor de los dos centrales iraníes, hubo varios momentos en los que subieron al ataque, sobre todo en jugadas a balón parado, ya fuesen faltas laterales o saques de esquina. Fue precisamente, a raíz de una falta lateral como llegó el gol de Irán, si es verdad que fue en propia puerta, no hay que quitarle mérito a la presión de los jugadores iraníes.
Fernando Hierro deberá estudiar en profundidad el planteamiento iraní que ha podido doblegar a Marruecos, la que se pensaba podía ser una de las selecciones revelación del campeonato.