La profundidad y el buceo
El ser humano siempre ha sentido gran curiosidad por aquello que desconoce, por aquello que le resulta imposible o muy difícil de alcanzar. Curiosamente, a lo largo de su historia, la humanidad ha dado más pasos hacía el espacio exterior que hacia las profundidades de los océanos, los cuales, continúan siendo un gran enigma.
Las profundidades siempre han atraído y tentado a los buzos: ya desde los años cuarenta del pasado siglo el comandante J.Y. Cousteau y su equipo se sometieron a numerosas inmersiones profundas para estudiar los efectos del nitrógeno en el cuerpo humano.
Lo hacían descendiendo incluso hasta los 80 o 90 metros, guiados por una cuerda y cada diez metros intentaban escribir algo en unas tablillas que colgaban de la misma. La “embriaguez de las grandes profundidades” les imposibilitaba escribir mensajes legibles, e incluso al profesor Maurice Fargues le provocó una trágica muerte en 1947 cuando descendió hasta los 120 metros.
Gracias a todos esos experimentos, ahora sabemos que podemos descender más profundo de forma lúcida con una mezcla de gases más ligeros, como el helio. De todo esto se ocupa una parte interesantísima del buceo en la que me he formado en los últimos meses.
El buceo técnico no sólo me ha enseñado a sumergirme más profundo, también nos ha aportado una manera más segura de bucear, planificando las inmersiones, las mezclas de gases y sus paradas de seguridad en equipo.
Durante estos meses he aprendido a bucear con una dotación diferente a la habitual en buceo recreativo llamado Sidemount (donde las botellas cuelgan a los lados del cuerpo) y por tanto también he necesitado una instrucción especial para saber moverme con este nuevo sistema.
Y todo ello con el objetivo de afrontar nuestro próximo documental de la forma más segura y provechosa.
Esta misma semana nos embarcamos en una nueva aventura surcando las aguas del Mar Rojo más inexplorado en busca de los misteriosos tiburones martillo, y del experimento submarino que Cousteau sumergió en 1963 en el arrecife de coral de Shab Rumi, el Precontinent II.
Infinitas gracias a Mares por confiar en mis proyectos y habernos formado junto a los mejores, Inma Marín, Sergi Pérez y Rivemar.
Nos vemos en las profundidades…
L.