Deportes de invierno: Motos de nieve
Otra de las actividades que realicé durante mi estancia en Formigal fueron las motos de nieve, una experiencia que no quería dejar de compartir con vosotros porque fue realmente divertida.
Tuvimos la suerte de hacerlo entre semana lo que ayudó a disfrutar por completo de este deporte en la soledad de la montaña, entre los bosques nevados del Valle de La Partacua.
El recorrido se realiza cerca de Tramacastilla de Tena, un pueblo precioso situado en el Valle de Tena a 1224 metros, donde podréis dar un agradable paseo entre sus casonas cubiertas de nieve o de flores y su iglesia románica del SXII. Desde allí nos recogen en un todoterreno y nos llevan hasta el TenaPark donde encontraremos las motos preparadas.
Su funcionamiento es muy sencillo y lo único que hace falta para conducirlas es un casco, aunque dependiendo del tiempo que haga recomiendo llevar ropa de esquí y guantes.
Arrancamos despacito por un camino sencillo hasta que se abrió una explanada inmensa ante nosotros. Allí, empezamos a practicar giros y poco a poco a coger confianza.
La conducción no es complicada pero nos resultará más fácil si estamos en buena condición física, ya que por ejemplo para girar, es importante cambiar el peso de lado porque la moto tiende siempre a desplazarse hacia la pendiente y esto nos obliga a movernos mucho durante el recorrido.
Lo mejor de todo es que una moto de nieve no necesita caminos ni carreteras… ¡en ella podemos atravesar cualquier parte de la montaña nevada! Esto es lo más divertido, lo que nos proporcionará una sensación de libertad sin límites en un entorno completamente salvaje.
La actividad es apta para todo el mundo ya que los menores de 18 años pueden ir de paquete disfrutando del paseo, e incluso podremos hacer la salida de noche con luna llena y dormir en un iglú como este.
Una excursión de hasta treinta kilometros que se pasa volando, en la que no puedes parar de admirar tu alrededor mientras la adrenalina se te dispara en cada bajada.
Gracias Tenapark y Grupo Aramon por esta aventura.
Fotografías: Álvaro Puerto.