Mi huerta ecológica en verano
Sin duda ha sido un verano excepcional para mi huerta, seguramente porque ha sido un año muy húmedo y también porque he podido trabajar el terreno desde la primavera para tenerlo todo a punto a finales de mayo.
Las ovejas me ayudaron a tener todo bien abonado durante los meses de marzo y abril, y después de arar la tierra también añadí estiércol de vaca y humus de lombriz. En mayo (a pesar de las continuas lluvias) comenzamos a preparar los bancales y a colocar la valla exterior para evitar la entrada de jabalíes, corzos, conejos, etc…
A finales de mayo y con un calor de pleno verano comenzamos a plantar los cultivos más resistentes: cebollas, puerros, acelgas, zanahorias… porque en esta época del año las heladas todavía son frecuentes. El comienzo de la huerta es muy duro, requiere de un gran esfuerzo físico y además los días son muy largos en esa época del año. Normalmente comenzamos a trabajar con los primeros rayos del sol, paramos en las horas centrales del día y retomamos la tarea cuando baja la luz.
A principios de junio pusimos los calabacines y los pepinos, las calabazas, los melones y sandías, las tomateras, los pimientos, las berenjenas y las judías verdes. Este año tengo más de veinte variedades diferentes de tomates: amarillos, Green zebra, Tres Cantos, Corazón de buey, Cherry pera amarillos, Black Cherry… todas las he encontrado en Fronda. También variedades de pimientos picantes de diferentes países… ¡una delicia!
También es muy importante dedicar tiempo a la organización del huerto, a las asociaciones de las plantas: en una huerta tiene que estar todo bien pensado. Algunos cultivos conviene plantarlos cerca de otros porque entre ellos se benefician, ahuyentando algunas plagas o atrayendo a los polinizadores. En general intercalar variedades potencia la producción y los sabores, multiplica el espacio en la huerta y ayuda al crecimiento de muchas plantas.
O por ejemplo, entre las judías y el maíz la asociación es curiosa, la judía verde crece a lo largo de los maizales y así te ahorras colocar las estructuras para que suban.
Este año he plantado en semilla las judías verdes de mata alta, que salieron enseguida y, como veis, ya son mucho más altas que yo. Este verano en general todo creció rápido y de forma totalmente ecológica, ¡es tan gratificante ver la evolución de la huerta día tras día!
Cada cultivo tiene sus mejores semanas a lo largo del verano. En estos días de septiembre la cosecha es muy abundante y hay que aprovechar antes de que llegue el frío. Con el excedente también aprovecho para hacer conservas de pisto o de tomate frito, una auténtica delicia lista para consumir en invierno, como hacían nuestros abuelos.
En los próximos post veréis los cultivos de la huerta en otoño y también compartiré con vosotros las mejores recetas con productos de temporada.