Joyas del Adriático 2: Trogir, la ciudad escondida
¿Qué tiene Trogir que tanto enamora? ¿Qué esconden sus calles y plazas que es tan difícil salir sin desear haber pasado más tiempo o volver en un futuro próximo? En mi caso está claro. Nunca esperé encontrar un lugar tan recogido, agradable y con tanto patrimonio.
La historia de todos los tesoros ocultos del Adriático de los que os voy a hablar en ésta serie es amplia y se remonta a tiempo inmemorial. Trogir es una pequeña isla cuyos primeros pobladores fueron los griegos de Issa allá por el siglo III a.C, época de la que data la ciudad fortificada de "Tragyrion", isla de las Cabras que fue seguidamente ocupada por los romanos. En la Edad Media, Trogir gozó de la protección de la flota bizantina, pero en 1123 fue atacada y destruida por los sarracenos. La ciudad revivió 70 años después y gozó de un periodo de creatividad artística inigualable. En 1997 fue designada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y si no conocéis este "pequeño" detalle lo suponéis rápidamente al poco de caminar por su calles.
Reconozco que para mi fue una sorpresa. Una agradable sorpresa de la que me "empapé" todo lo que pude en la tarde que pasé pateándola. El lugar, seguro, de mayor concentración de tesoros artísticos es la Catedral de San Lorenzo. Se eleva sobre un emplazamiento de una antigua iglesia que fue destruida por los sarracenos. Las obras se iniciaron en 1193, pero se prolongaron durante décadas y requirieron la participación de muchos artistas. Y el resultado es una maravillosa mezcla de estilos y obras de diferentes épocas que conforman un conjunto único.
Y la pieza más relevante es una de las dos entradas, una magnífica obra del románico que todavía hoy quita el hipo. Los relieves del pórtico los ejecutó hacia 1240 el maestro escultor dálmata Radovan y es una de las más destacadas expresiones de escultura románica de toda la Dalmacia.
Dos magníficos leones de piedra soportan las estatuas de Adán y Eva a cada lado de la entrada. Junto a ellos, las pilastras que representan santos en estilo bizantino y muestran escenas de los diferentes meses del año. Bueno, la verdad es que podría extenderme todo lo que quiera porque la portada es una auténtica delicia. recuerdo haberme sentado frente a ella, dentro de la reja, al caer la tarde. Recuerdo haberme quedado extasiada vencida por el calor, el cansancio y la belleza del monumento.
Pero Trogir tiene más cosa que ver: buscad la Iglesia de San Nicolás y Santo Domingo, la Puerta del Mar y el mercado del pescado, recorred el Ayuntamiento y sentaos a descansar en su techumbre…Disfrutad e la Logia, la Torre del Reloj y el Palacio Cipiko… Trogir bien vale una visita y hasta todo un día recorriendo sus calles y espacios.
Sentaros en la plaza para hablar con los lugareños, aunque sea con señas. Los Dálmatas son amables y educados. Gente muy cercana porque son mediterráneos y pocas cosas unen tanto como el mar. Mi guía, Dino, hizo mucho porque la ciudad fuera especialmente acogedora. Me enseñó a verla con otro ojos. Me guió por una cantidad de sitios imposibles de descubrir en otras circunstancias. Y solo espero que la vida me lleve otra vez hasta allí, para poder conocerla un poco más y enamorarme más de su gente y su cultura.