Costa Rica, Paraíso Natural
No hay ningún otro lugar del mundo en el que podamos encontrar tantos hábitats distintos en un territorio tan pequeño. 850 especies de aves, 230 de mamíferos, 220 tipos de reptiles, 360.000 de insectos y 100.000 clases de plantas ofrecen una riqueza de tal magnitud que cerrar los ojos un segundo supone perderse un avistamiento. Costa Rica es el país con más biodiversidad de todo el Planeta y un auténtico paraíso para los amantes del turismo sostenible…Hoy nos vamos de paseo por algunos de los espacios naturales más bellos y fascinantes del país. ¡Acompáñame!
RÍO CELESTE
Son tantos que por alguno hay que empezar. Dentro del Parque Nacional Volcán Tenorio hallamos una laguna mágica que según la leyenda fue creada por dios en un descanso. Estaba agotado de pintar el cielo y puso los pinceles en el agua de un río tiñéndolo de fascinantes colores que todavía hoy perviven.
Alcanzar el paraíso lleva algo de tiempo porque para ello hay que hacer una caminata de 3 kilómetros y medio, con parada en la Gran Cascada, una enorme fuente de agua que os permitirá disparar las primeras fotos y a la vez haceros a la idea de lo que os espera cuando lleguéis a la cumbre.
Está prohibido bañarse en todo el recorrido, aunque ya sé que la tentación es grande. Hay que proteger este lugar santuario que de hermoso a veces parece irreal, sobre todo por el color del agua, un secreto que los científicos de la Universidad Nacional acaban de descubrir. La peculiar tonalidad del agua se debe a un tipo de compuesto mineral que se encuentra en las rocas del fondo y que está formada básicamente por aluminio, silicio y oxígeno.
CAÑO NEGRO
Otra parada imprescindible es la Reserva de Caño Negro, considerada por muchos como el tercer humedal más importante del mundo. Un espacio natural inolvidable en el que muchos europeos pueden sentirse como en un parque de atracciones de animales por la cantidad de ellos que desfilan ante ti casi sin buscarlos. Por ejemplo, ¿alguien ha visto alguna vez un basilisco esmeralda?. Es más, ¿alguien sabe cómo es un basilisco esmeralda?...Pues aquí podréis comprobarlo si vais acompañados de un buen guía, eso sí.
Cogemos la barca para adentrarnos en esta zona protegida que se enclava en la parte baja de la cuenca del Río Frío. Hoy nuestros acompañantes son Ernesto y Rosa Iris, dos ‘ticos’ que han convivido durante toda su vida con este hábitat en el que un día te levantas de la cama con los pies descalzos y te pica una serpiente (Eso es lo que le pasó de niña a Rosa Iris y sirvió para que desde entonces no le gusten las culebras), y otro un cocodrilo intenta comerse a tu hijo mordiéndole en una pierna, aunque finalmente no lo consigue porque no puede con él. Es el día a día de los autóctonos de Caño Negro porque la naturaleza es imposible de parar.
Los turistas no sufren percances, así que nos dejamos llevar de su mano y nos subimos a una torre desde la que divisamos la enorme grandeza de este humedal que a primera hora de la mañana guarda su misterio entre las brumas. De enero a abril, estáis todavía a tiempo, es el mejor momento para divisar aves migratorias, y si no son éstas no os preocupéis porque animales no faltarán: patos aguja, pájaros serpiente, iguanas, picos de cuchara, jacanas o gallito de llano, garza real,…La lista es interminable.
Aunque quizá los que más llaman la atención son los basiliscos esmeralda, lagartos no muy grandes, de piel color verde brillante que son capaces de andar en el agua debido a las membranas de sus pies. No es fácil detectarlos si alguien no os los señala pero una vez vistos resultan inolvidables. Lo mejor es esperar a que se muevan para ver la danza que sobrevuela con pasos ligeros el agua.
Tampoco es raro encontrarse con caimanes, parientes lejanos de los dinosaurios a los que hay que contemplar con cierta distancia, claro. Cuidado con alimentarles porque se pueden volver muy agresivos después.
REFUGIO VIDA SILVESTRE CURÚ
Y si Caño Negro es el refugio de los ‘avistamientos’ en barca’, la reserva natural de Vida Silvestre de Curú es el área protegida en el que se cruzan mapaches, pizotes, venados de cola blanca, ardillas, monos aulladores y multitud de animales propios del ecosistema de la Península de Nicoya.
17 senderos distintos os darán la oportunidad de familiarizaros con la flora y fauna de un lugar que fue comprado por un costarricense, Frederico Shutt de la Croix a la compañía americana Pacific Lumber Company por 12.000 colonos, es decir 24 dólares americanos. Toda una ganga si tenemos en cuenta que los investigadores han identificado en estos caminos 78 especies de mamíferos, 87 de reptiles, más de 230 de aves y 500 de plantas.
Después de la caminata siempre hay tiempo para el descanso, para un buen baño en estas playas vírgenes o para disfrutar un buen coco con ron que levanta la moral a cualquiera. ¡Pura vida!, vamos!!