Una película por país para estas Navidades
Dicen que somos lo que comemos, pero espero que no seamos lo que vemos, porque en ese caso yo sería, probablemente, una psicópata. Les propongo hoy una pequeña lista de recomendaciones cinematográficas para esta distopía de Navidad que se nos echa encima. Para ello he seleccionado películas de distintas
nacionalidades. Ya que no viajamos, que sea al menos a través de nuestras pantallas.
Empezamos en Corea del Sur con ‘Memories of Murder’, de Bong Joon-Ho (el de ‘Parásitos’, para entendernos). Muchos ya habrán visto la capacidad que tiene el director de cocinar a fuego lento la perversión más elegante. Una de asesinos, algo neo-noir, de finales de los ’80. Créanme que es de las que sorprende. Hay un halo de comicidad en ciertas tomas que le otorga todavía más nitidez a este thriller que
aborrece lo comercial, aun habiendo sido comercial. El equilibrio sensorial es magnífico. Mezcla lo tosco, el ambiente tortuoso, el etalonaje idóneo para que nos inunde cierta tristeza, tensión, pero rítmica, efervescente, satisfactoria.
Continuamos en el continente asiático hasta Hong Kong, de la mano de ‘Infernal Affairs’. Amantes de Scorsese, lamento decepcionarles. La película con Matt Damon y DiCaprio que se llevó 4 Oscar no es original. Tan poco original que se trata de un remake de la hongkonesa. No fue ningún secreto cuando se estrenó, pero Scorsese procuró que el título original apareciera al final de más de 30 páginas de rótulos y, sinceramente, pocos son los modernos -o raritos, con cariño- que se quedan a observar la retahíla de nombres y apellidos al final de una película. Por lo que sea, ‘Infiltrados’ es más famosa que ‘Infernal Affairs’, y eso que a muchos, humildemente, nos parece más visceral la primera. Al menos evita el final yankee y muestra la maestría de unas férreas interpretaciones. Y la atmósfera. Y la banda sonora. Y el súmmum.
Seguimos hacia el golfo Pérsico, en Irán, con ‘A propósito de Elly’. Como siempre, Farhadi es capaz de acercarnos a su cultura sin que nos llegue a extrañar nada. Capaz de sumergirnos en una realidad que nos es ajena sin necesidad de botellas de oxígeno. Porque repara en lo humano, trenza las raíces, ahoga las distancias. Y así, nos propone un drama de intriga en el que no dejarán de fruncir el ceño. Una desaparición como punto de partida. Y desde de ahí, un desfile de sentimientos en un entramado de apariencia sencilla pero elaborada maquetación.
Y ya que estamos, nos pasamos por Oriente Medio y paramos en el Líbano. Aunque se haga escala en Canadá, el grosso de la película transcurre en el país más variopinto de la zona. ‘Incendies’, de Denis Villeneuve. Si quieren una película dura, aquí está. Tenaz como ninguna, aporta una buena historia, larga pero no pesada, adornada con su adecuada atmósfera, pulcra en su tosquedad, sobre el pasado y el futuro. Un testamento romperá la estructura familiar, y comenzará un viaje hacia el origen. Al final les dolerá el estómago pero merece la pena. Como cuando se perdona la peor traición. Es para bien.
Nos acercamos al Mediterráneo y amarramos en Italia con ‘Il Divo’, de Paolo Sorrentino. Cambiamos totalmente de tercio para adentrarnos en los entresijos de la política italiana de los años ’90. Quién sino Sorrentino puede ser capaz de montar una película estéticamente espectacular sobre, probablemente, el tema más gris de la historia: la política. Pues aquí tienen su versión más colorida, siempre acompañada del gran Toni Servillo, que da voz y voto a Giulio Andreotti. Un poco de mafia, de lujuria, de hechos reales y de florituras. Interesantísima en todas sus vertientes.
Ya en Europa, nos vamos a Francia: aquí nos encontramos con ‘Custodia compartida’, de Xavier Legrand. Un drama familiar bastante incómodo. Y digo incómodo porque, realmente, te entran ganas de cruzar la pantalla e intervenir. Durante toda la cinta crecen la inquina, el desdén y la compasión. Se siente empatía, inevitablemente, y Legrand lo hace muy bien, porque no lo fuerza, le es inherente. Naturalísima, nos muestra los malos tratos en su desnudez. Y hay una secuencia, señores, que más que un César tendría que haberle conferido a su protagonista.
Más al norte, en Suecia, nos topamos con ‘Border’, de Ali Abbasi. Vamos a cambiar totalmente de género aunque permanezca en su paradigma cierto suspense. Si han llegado hasta esta línea significa que están abiertos a un cine diferente -o se aburren mucho, o eres tú, mamá-. Así que podrán con esta también. Digamos solo que la protagonista se sale de lo habitual. No quisiera desvelar nada más. Pero prueben con esta pieza, algo fantástica, que, en el fondo, no es más que un grito a la humanidad, fraternidad y solidaridad. Muy modernita.
Para terminar, una cinta que no necesita localización. Porque cuatro paredes pueden ser escenario suficiente para narrar grandes historias, como hemos podido comprobar. ‘Dogville’, de Lars Von Trier. Protagonizada por Nicole Kidman, nos traslada a un remoto pueblo, pero pueblo-pueblo, con sus costumbres, singularidades y, en este caso, rarezas. Inquietante y teatral, es una pieza indispensable.