Amo las series españolas; gracias Globomedia y cía por 'B&b' y El Príncipe'
Tienen mucho oficio, muchísimo. Han hecho series de éxito desde hace años pero siguen sufriendo la incertidumbre cada vez que un nuevo proyecto llega al estreno. La gente de Globomedia merece, para mí, una inmensa felicitación. Su serie B&B emitida en Telecinco desde hace seis semanas, es un trabajo magníficamente realizado.
Para los que no la seguís es suficiente con deciros que retrata la vida de la redacción de una revista de moda. Ese lugar es una excusa perfecta para fotografiar la vida de todos nosotros. Sus protagonistas nos representan y lo hacen con tal maestría que sería una pena que hubiera demasiada gente que se perdiera esos trabajos por legítimas luchas de audiencia. Si en mi mano estuviera, cada uno de ellos recibiría el mejor premio a la interpretación.
Es tal la naturalidad que demuestran frente a las cámaras que dirías que les estás viendo por el ojo de una cerradura, que estás espiando sus vidas sin que ellos se estén percatando de ello. Son actores y actrices buenísimos, actrices y actores de edades muy diversas que atrapan a públicos que se ven reflejados hasta en los pliegues más escondidos del alma. Profesionales que nos han acompañado en otras historias de nuestra televisión, que siempre lo han hecho bien.
A pesar de eso el miedo a fracasar, a no convencer, a defraudar, acompaña siempre a cualquiera que hace y presenta un producto para ser aceptado por la audiencia. Solo los que sabemos que cara tiene el miedo que se pasa, la inmensa incertidumbre en la que se vive, podemos entender lo frío que está el filo de la navaja.
Anoche volví a ver en Mitele vuestro primer capítulo con una amiga que no conocía la serie. Es una persona que, como tantas, no pasa por buenos momentos y a la que no es fácil escuchar una risas. Mereceríais haber mirado vosotros por el ojo de la cerradura, en esta ocasión, y comprobar como sonaban sus carcajadas, como se dibujaba una sonrisa tierna en su cara, cómo lograbais hacerla feliz con vuestra maestría. Si yo fuera actor, nada me haría más feliz.
Eso quería deciros: gracias, gracias por las intempestivas horas de rodajes, de maquillajes, de aprendizajes de vuestros papeles, de esa paciencia que caracteriza, como siempre dijo el inmenso Pepe Isbert, vuestro trabajo. Gracias por los gestos medidos, por los silencios, por el sonido de vuestras voces, por vuestras miradas, vuestros parpadeos, vuestros latiguillos, vuestro dominio de unos personajes que ya somos muchos.
Gracias por la complicidad, por los desayunos en la cocina, por esas escenas veloces que los que vivimos en una redacción sabemos que reflejan a la perfección cada uno de nuestros días, por los gestos de compañerismo, por la inocencia, por la deslealtad, por la lealtad,la risa, la amistad, el amor.
Ver nacer el amor, ver cómo se desarrolla, como crece, se equivoca, acierta, inunda dos corazones y rompe todas las promesas; ver los dos lados de la realidad, los apuros, los chanchullos, los golpes de timón de un director a quien trata de convencerle una becaria, ver los miedos de un padre que descubre muy tarde que lo es, de una hija que creció sin él, de una madre que no contaba con ello, de unos tíos que entregaron amor cada uno de los años que duró la ausencia. Ver las caras de hijos adolescentes que repiten palabras que todos escuchamos en nuestras casas, que se plantan ante sus padres hasta hacerles perder la paciencia, de unos padres que se adoran pero que viven con el vértigo del paro, del mañana, de los secretos.
B&B es una serie coral como suelen ser las series que salen de las manos de Globomedia. Nadie es más importante que nadie y todos llegan a tener su momento, su escena, su emoción. No me extraña que los actores que pasan meses compartiendo tantas horas de trabajo y con tanta intensidad, tengan dificultades para separarse, para empezar otra vida, otras aventuras. El oficio de actor es tremendamente frágil. Nos enteramos a diario cómo se rompe ese equilibrio. Quizá por eso deberíamos darles muy a menudo las gracias y quizá también, no lo hacemos cómo deberíamos.
Paolo Vasile, mi jefe máximo, sabe muy bien lo que eso significa. Su vida, durante muchos años, transcurrió entre personas que vivían delante de las cámaras. Conoce sus puntos flacos, sus miedos, sus emociones, su precario equilibrio. Por eso exige que se tenga todo eso muy en cuenta y , quizá por eso, cuando una serie llega a ser favorita del público, se alegra tanto y lo comparte tanto.
En Mediaset, en éstos momentos, podemos disfrutar de dos series que han cautivado a la audiencia. El Príncipe Tanto una como otra son el mejor ejemplo del extraordinario trabajo que estamos haciendo en nuestro país en esos terrenos. España, en cada autonomía y en cada cadena, cuenta ahora con muy buenos ejemplos. A todos ellos les mando mi agradecimiento por su trabajo, pero permitidme que entre tantos escoja a Juan/ Dani Rovira, Mario/Fran Perea, Susana/Neus Sanz y Cesar/Carlos Iglesias. Estas dos parejas me tienen esclavizada a B&B y así se lo dije a Dani a la salida de Telecinco la semana pasada y por eso hoy escribo este post para compartir mis sentimientos con todos vosotros.
Amo las series españolas y algún día escribiré lo duro y difícil que es apostar por ese trabajo en momentos como estos, pero eso será otro día.